La prensa internacional especializada estuvo las últimas semanas repleta de titulares acerca de que los "mercados emergentes" lucen ahora como la niña mimada de los inversores, con fuertes subas, pero una mirada más atenta indica que aún restan muchas dudas sobre esa situación.
"No es tiempo para pasarse a los mercados emergentes", tituló hace unos días el diario londinense Financial Times, al advertir sobre la incertidumbre que todavía persiste a la hora de que grandes flujos de dinero vayan a parar a los países del sur.
El diario advirtió que a pesar de las mejoras, "la recuperación le debe mucho a la falta de brillo del crecimiento del mudo desarrollado y la reciente debilidad del dólar norteamericano".
"En términos absolutos, los mercados emergentes no se han recuperado para nada. El martes pasado, el Indice EM (Mercados Emergentes) estaba 2,6 por ciento por debajo de su nivel de hace un año. Aunque luce mejor que el de los mercados desarrollados, aún no le ha pagado a los inversores", señaló el diario.
La publicación hizo foco de manera específica sobre en qué lugares se da esta recuperación: los mayores aportes han sido los de Corea ("que casi no es un mercado emergente", señaló), y Brasil "que permanece como un destino intensamente especulativo dados los serios problemas económicos y políticos" que atraviesa.
"El país más fuerte, Perú, ha subido 23 por ciento pero eso tiene que ver casi totalmente con la recuperación en el precio de los metales industriales. Las dos economías emergentes más grandes, China e India han registrado caídas del 12,5 y del 4,1 por ciento respectivamente", subrayó.
A nivel sectorial "durante el último año los mercados emergentes han estado sostenidos por materiales e información tecnológica, los únicos sectores que han crecido; pero una caída en los precios de los metales o el petróleo tendría un impacto negativo".
"El sentimiento hacia los mercados emergentes tiende a moverse en ondas largas, por lo tanto hay signos de que el clima cambia hacia lo positivo en el largo plazo. Pero en el corto plazo, los mercados emergentes lucen vulnerables a la suba de las tasas de interés y a la percepción de riesgo geopolítico", señaló el diario vinculado a la city londinense.
En la prensa norteamericana, en tanto, se leyó información similar: el sitio de la cadena CNBC advirtió que a pesar de las subas "los estrategas recomiendan alejarse" de ese tipo de inversiones.
En esa nota se destacó la mejora en la mirada de los inversores internacionales hacia la Argentina a partir de la llegada de Mauricio Macri, al tiempo que se indicó que se trata de un mercado pequeño.
A su vez, la agencia Bloomberg indicó en particular que la Argentina, a pesar del levantamiento de restricciones que realizó el gobierno de Macri, sigue siendo un lugar "tramposo" para invertir.
La agencia internacional consultó a ocho gerenciadores de fondos de inversión internacionales y siete de ellos le respondieron que van a esperar aún más para poner su dinero en la Argentina.
En sus respuestas, apuntaron por un lado contra los controles de capitales todavía vigentes, pero también a "la alta inflación y la preocupación de que el tono pro-mercado del gobierno cambie una vez que sean las elecciones de medio término del año próximo".
En ese contexto, el director de Fiel, el economista Juan Luis Bour, pareció hablar el mismo idioma esta semana cuando dijo que en la Argentina los inversores "todavía se están observando las cosas" ya que "el gobierno está anunciando un programa con mucho gasto público".
En declaraciones al diario El Economista, Bour señaló que "en algunos aspectos", los inversores van a "seguir mirando" antes de poner su dinero en la Argentina.
"Si tuvieras a Brasil creciendo 5 por ciento, el mercado descontaría que vamos para arriba. Pero no tenés muchos motores hoy. Con Brasil que va a salir, pero todavía no, con el petróleo como está, la lluvia de inversiones todavía va a esperar un poco", agregó.
Seducir a los inversores internacionales parece una tarea de largo aliento para los países del sur del globo, entre los que se encuentra la Argentina, pero ¿quién puede estar del todo seguro?
En el marco de un capitalismo que se parece a un casino nadie está en condiciones de leer el futuro.