El brillo de sus ojos deja traslucir su tristeza, y el negro que contornea su cara mucho más. Selene Camuglia es una joven de 20 años que el jueves pasado por la noche, cuando regresaba a su casa en Barrancas, fue interceptada por un muchacho de 18, que la golpeó y violó. Centenares de vecinos salieron a la calle pidiendo seguridad, y ella al frente, con su pancarta que rezaba: "De camino a casa quiero ser libre, no valiente".
Entera, con los brazos cruzados, aferrándose a sus ideales, responde cada pregunta. Por momentos con una línea de lágrimas que enturbian la mirada, por otros una voraz intención de gritar nunca más. "No tengo vergüenza, porque creo que ninguna chica a la que violan o golpean, sobrevive", avanza. Y remata: "Creo que hoy soy el grito de todas las mujeres que están pasando por esto, se callan y no quieren hablar".
Selene cenó con amigos ese jueves a la noche y se dispuso a volver a su casa pasadas las 22. En el camino se cruzó con el muchacho que la chocó en un hombro, y regresó a buscarla. Al percatarse que quería agarrarla intentó correr, gritó. Pero los golpes la callaron en una primera instancia, y luego sintió el metal frío de un arma en su cuello: "Te quedas quieta o te mato". No le dejaron opción.
Un vecino alarmado por el ruido encendió la luz, salió, pero ella ya no pudo volver a llamarlo. La vecina de al lado, dicen que recién operada, tampoco se pudo levantar a ayudarla. Y hasta el patrullero pasó en su recorrido, pero los policías no se bajaron. Selene estaba siendo víctima de un abuso en medio de la vía pública, en un descampado. A poco de su casa. En su Barrancas de siempre. En el pueblo tranquilo.
"Hoy estaría muerta"
Esa noche, la joven, entre golpeada y resignada, logró persuadir al muchacho que la dejara ir: "Me dijo que me iba a quedar toda la noche ahí, lo convencí, le dije que no lo conocía, que no iba a decir nada por vergüenza, para no quedar marcada. Se asustó cuando vio la policía, le dije que terminara rápido y se fuera. Me dijo que se iba, pero que si yo gritaba iba a volver y me iba a matar", recuerda. Y agrega: "Creo que zafé porque pensó con la cabeza fría, porque si no, hoy estaría muerta".
Aquella noche fatídica, la chica agarró sus pertenencias y salió caminando del terreno atrás del hombre, observó su recorrido y cuando reconoció que había doblado en la esquina comenzó a correr.
Regresó de sus amigos cuando la pena, los prejuicios y la impotencia se adueñaban de ella: "Yo estaba enloquecida, entré gritando, no quería ir a mi casa porque no quería que mi mamá me viera así. No quería decir nada tampoco por vergüenza, como hacen muchas chicas por miedo, y fue ahí cuando mis amigos tomaron la decisión de decirle a mi mamá", recuerda hoy la víctima.
Entonces, llamaron a la policía, a la que le dieron precisiones sobre el aspecto y las características del agresor, que en unos 15 minutos terminó aprehendido.
Selene, en tanto, fue derivada junto a su familia al área de la Mujer de la Unidad Regional XV en Coronda. La Justicia determinó días después la prisión preventiva para el violador.
Ella sabía quién era: "Me venía molestando, nunca le di bola, la última vez que lo vi, pensé «qué cambiado está este chico» porque no me gritó nada".
Enojada, reconoce que el hombre no es la primera vez que tiene problemas con su comportamiento ante mujeres, y que en otras ocasiones también había intentado sobrepasarse, aunque sin lograr su cometido. Pero esa vez fue distinto, esta vez fue a buscarla con un objetivo claro, sabía lo que iba a hacer.
A la calle
Los familiares, amigos y vecinos salieron a la calle solicitando a las autoridades seguridad.
El martes, el presidente comunal de Barrancas, Jorge Calvet, convocó a los directivos de la Unidad Regional XV y juntos escucharon los reclamos de los presentes, con Selene a la cabeza.
Además, cambió el mando de la comisaría local y asumió una nueva jefa y subjefe. Coordinaron también que el próximo martes 30 el ministro de Seguridad, Maximiliaro Pullaro, los escuchará.
En ese contexto, Selene junta fuerzas y elige salir a gritar "Ni una menos", y que ninguna más pase la tortura que ella pasó.
"A quienes pasan lo mismo que yo les diría que tomen valor y que hagan la denuncia porque es horrible, hay chicas que pasan más veces por esto, pero la justicia existe todavía, yo creía que no, pero hoy me doy cuenta que sí", culmina.