Militantes de agrupaciones contra la violencia de género, familiares y amigos de Agustina Rodríguez, la joven casildense de 19 años que en septiembre cayó desde el segundo piso de un hotel céntrico y aún continua internada en un sanatorio rosarino, escracharon en plena sesión pública del Concejo Municipal a su novio, el edil Hugo Racca, y exigieron que renuncie a la banca legislativa que ocupa desde diciembre del pasado por el Frente Progresista.
Si bien la causa judicial esta caratulada "tentativa de suicidio", los familiares descreen que la joven haya querido quitarse la vida y hasta aseguran que su pareja, quien tiene 62 años, "la maltrataba física y psicológicamente pero nunca lo denunció por miedo".
La sorpresiva situación registrada el jueves por la noche en el ámbito legislativo local derivó, cuarto intermedio mediante, en la interrupción de los temas que se estaban tratando para que los ediles puedan recibir y escuchar a los manifestantes.
En ese marco, una de las hermanas de la víctima, Marina Rodríguez, refirió al estado de la salud de Agustina, que ya salió de terapia intensiva y se encuentra en una sala general del Sanatorio Los Alerces aunque aún no responde a estímulos por problemas neurológicos, y luego apuntó su mirada contra Racca, quien quedó sentado solo al costado de la mesa, para recriminarle una serie de cuestiones a las que el concejal prefirió no responder mientras manipulaba su celular, lo que generó mayor malestar.
"Usted no tiene corazón", le espetó la mujer mientras el edil del PDP se esforzaba en aclarar que no respondería "agravios" aunque en algunos pasajes del "incomodo" momento vertió escuetas expresiones que lejos de aquietar los ánimos los enervaron.
Una vez culminado el inesperado suceso en la sala de reuniones del organismo deliberativo, ya que el recinto parlamentario está cerrado por refacciones, los concejales reanudaron la sesión aunque se resolvió, a pedido de uno de los ediles, pasar a otro cuarto intermedio que terminó marcando el fin de la jornada legislativa al no estar dadas las condiciones para seguir adelante.
Ello ocurrió luego de que Racca tomara la palabra para plantear un tema de agenda que finalmente quedó pendiente de tratamiento ante lo dispuesto por el resto de sus pares y pese a su disconformidad.
Si bien el edil había tomado licencia por "un tiempo", retomó su actividad a los pocos días, lo que fue interpretado por los allegados a Agustina como una suerte de "burla y provocación".
"Es una vergüenza que siga ejerciendo el cargo de concejal al estar sospechado de actos vinculados con la violencia de género", coincidieron en sostener los manifestantes que reclamaron su dimisión.
Aunque la movida había sido convocada frente al edificio municipal donde también funciona el Concejo, nadie esperaba que se convertirse en un escrache.
Si bien la acción apuntó a Racca, el resto de los concejales vivenciaron la inédita experiencia con asombro y cierta incomodidad.
"Nunca pensé vivir algo así", confió a este cronista el concejal del Frente Renovador Pedro Sanitá. Y, aunque no fue admitido públicamente, la mayoría de los ediles reprueba la decisión de Racca en volver rápidamente a su función tras pedir licencia en virtud de las consecuencias que desató. No obstante consideran improcedente pedir su renuncia ya que ni siquiera está imputado. "Eso no corresponde", advirtió el presidente del Concejo, Mauricio Placich, sobre la posibilidad de instar la reclamada dimisión, lo que dependerá de una decisión personal que, al menos hasta ahora, el edil no evalúa.
El hecho investigado por la fiscal Lorena Aronne ocurrió el 21 de septiembre, alrededor de las 22, en el Hotel Cuatro Plazas, en Lisandro de la Torre entre 1º de Mayo y España. Allí Agustina convivía con el concejal que además es propietario junto a sus hermanos del establecimiento y que no solo desmintió un presunto conflicto de pareja sino que asegura haber intentando evitar que su novia se arrojara al vacío tras sostenerla de sus manos hasta que no soportó más el peso y cayó desde 15 metros de altura.