Las preguntas que ponen al Papa en el banquillo giran en torno al recurrente conflicto de los católicos divorciados vueltos a casar, tema que sacó chispas en los sínodos de la familia de 2014 y 2015.
Las preguntas que ponen al Papa en el banquillo giran en torno al recurrente conflicto de los católicos divorciados vueltos a casar, tema que sacó chispas en los sínodos de la familia de 2014 y 2015.
Apoyado por una decisión del segundo sínodo, Francisco publicó este año la exhortación Amoris Laetitia, que pone en una nota al margen que en algunas circunstancias los obispos pueden dar el perdón y el permiso a ser liberados de la prohibición que los condena a los fieles que contrajeron matrimonio en segundas nupcias por el civil, tras haberse divorciado de su primer casamiento.
Las preguntas plantean al Papa situaciones sobre la "violación" del principio de indisolubilidad del matrimonio, que existe por voluntad divina y por tanto no puede cambiar ni un pontífice.
Todas las "dudas" se inspiran en la Tradición. En internet se pueden leer muchos trabajos que recuerdan remotas polémicas, en las que doctos teólogos afirman que entre el Papa y la Tradición, prevalece la Tradición.