"No es la primera vez que una tragedia nos toca a los docentes. Tenemos casos como el Daniela Spárvoli (maestra violada y asesinada en un camino rural), que hacen dedo, de maestras que con tal de llegar a su lugar de trabajo lo hacen en las formas que pueden, con su propio auto o haciendo «vaquitas» para poder abaratar los costos o metiendo los pies en el barro. No en todos los contextos de la provincia hay transporte público", cuenta desde Calchaquí a LaCapital Mónica Soria, maestra rural con 28 años de antigüedad en el oficio y secretaria de nivel primario de Amsafé provincial, para reclamar por un traslado público y seguro para quienes enseñan y aprenden. También que la provincia contemple a la educación rural como una modalidad con características propias.
La tragedia en la que fallecieron 10 personas, entre ellas 7 maestras, en el norte santafesino puso de relieve una vez más las condiciones de trabajo y enseñanza en las escuelas más aisladas geográficamente de los grandes centros urbanos.
Mónica Soria lleva 28 años de docencia, trabajando en escuelas de jornada completa, de pueblos pequeños, realidades donde también ha sido directora de escuelas rurales. "Además —describe— soy secretaria de nivel primario de la en Amsafé y me nutro de las experiencias de todo los compañeros y compañeras de las distintas realidades". Vive en Calchaquí, en el departamento de Vera. Sabe de qué habla cuando opina de la realidad de la educación rural o de contextos geográficamente más aislados.
Transporte. Enseguida retoma el relato sobre accidente que el lunes pasado se cobró la vida de 7 maestras que iban desde Tostado a otras localidades donde enseñaban, para decir que esto reabre planteos permanentes del sector al gobierno de la provincia.
Lo primero que menciona es la necesidad de contar con "el transporte gratuito para todos los docentes y estudiantes", y hace referencia al proyecto del senador del departamento San Lorenzo, Armando Traferri que contempla este pedido.
Pero además, opina que "el Estado debe ejercer un control en los transportes, es su responsabilidad —subraya—, porque es en el que se trasladan nuestros compañeros maestros y profesores para garantizar las clases".
Dice que este tema ya se ha tratado en paritarias y que es necesario seguir abordándolo. En especial para que se comprenda "que no todos los contextos rurales en nuestra provincia son iguales".
En este sentido, manifiesta que un lema que no pierden de vista en todos los reclamos que hacen desde lo gremial es el derecho a la educación. "Nosotros desde la Amsafé decimos que donde hay un niño, tiene que haber una escuela, un maestro al lado", para mostrar el compromiso con el que se mueven de un lugar a otro.
Recuerda que distintas gestiones políticas han cerrado grados y quitado posibilidades educativas a un chico, por evaluar esta enseñanza sólo desde los números. "No podemos tener realidades educativas de primera, de segunda y de tercera porque a un pibe le tocó pertenecer a un contexto urbano o rural de características diferentes", indica.
Condiciones laborales. Para eso las condiciones de trabajo es un aspecto para no pasar por alto. Cuenta que si bien el docente de ruralidad cobra una diferencia salarial por la zona en la que trabaja, también y en la mayoría de los casos "para enseñar pone su auto particular, hace «vaquitas» para pagar un auto que las traslade; además de que los lugares donde se ejerce exige llevarse el material didáctico, porque —por ejemplo— ese pibe no tiene la fotocopiadora al lado de su casa. Y el maestro con tal de darle la igualdad de derechos lo pone de su bolsillo, lo consigue, nosotros arbitramos todos los medios".
En esas características propias de los espacios donde enseñan, Mónica Soria recuerda que la enseñanza se imparte de una manera plurifuncional, con la atención a los plurigrados, donde aprenden chicos de distintas edades en un mismo salón. "Aquí el maestro hace de portero, cocinero, ocupa una gestión directiva, y se encarga de la currícula, entre otras tareas", recuerda.
Soria dice que en la ruralidad queda en evidencia que la "igualdad educativa" no es la misma para todos: "De qué igualdad educativa podemos hablar si hay un pibe de la escuela urbana que tiene tecnología, música, educación física todas las semanas y un pibe de rural una de esas especialidades cada 15 días".
Para la educadora es urgente que el Estado provincial garantice que se cumplan los lineamientos que están en la ley nacional de educación, lo que significa que considere en su estructura organizativa la modalidad rural. Hay que recordar que Santa Fe es una de las provincias que más escuelas rurales tiene (830 en todo el territorio).
"Nosotros no tenemos ley de educación en la provincia, pero la jurisdicción debe respetar lo que dice la norma nacional y contemplar la educación rural como modalidad, así como hay educación de adultos, especial. Queremos que se particularice porque el contexto de la ruralidad amerita que se lo tome con políticas propias", advierte.
Profundiza en la importancia que se atienda a lo específico de la formación docente de estas realidades, en los lineamientos curriculares que "pongan el énfasis en la identidad, en la regularidad de la educación, en problemas que afectan a este medio de enseñanza, como el cuidado del medio ambiente". Cita aquí el peligro de las fumigaciones en las zonas cercanas a las escuelas rurales, "lo que luego se traslada a la salud de los pibes, de los maestros de estas comunidades".
Igualdad. Insiste que es imperioso revisar cómo se garantiza la educación desde el nivel inicial hasta el secundario en Santa Fe: "Un maestro de nivel inicial (para salas de 3, 4 y 5 años) no puede itinerar entre dos o tres y hasta cuatro lugares que tienen distancias de 40 kilómetros entre sí. Cuántas veces nos quedamos empantanados en el barro, y hay que arremangarse y llegar descalza a la escuela, llevando la bolsa al hombro con el material didáctico para que los chicos tengan lo mejor. Eso es lo que hacemos los maestros diariamente".
Hay que recordar que en las rurales no hay cargos de nivel inicial como en las zonas urbanas, por lo que, por ejemplo, un maestro de jardín está dos días en una escuela y tres en otra. A la semana invierte la cantidad de días, pero si llueve o hay algo que afecta la llegada a la escuela, "ese chico que lo espera recién lo verá a los 8 días, y es el maestro de grado quien lo cubre".
En el secundario, las cosas no son mejores. En los últimos años esta enseñanza obligatoria se imparte ya no en la misma escuelita rural sino en "núcleos rurales" que están en distintas localidades. Sobre este cambio Soria opina: "Las posibilidades que tienen los chicos de asistir a los núcleos rurales son discutibles e inciertas. Por ejemplo, se dieron bicicletas para que los chicos viajen a diario 20 kilómetros de su casa a la escuela, pero eso generó deserción, eso pasa en los departamentos 9 de Julio y Vera, particularmente. Los chicos no se sostienen, se cansan, el pibe tiene que llegar en un horario que haya luz del día para dar una mano en la casa, eso no se pensó", concluye Soria sobre uno de los niveles que considera hay que reformular para garantizar la educación a todos.