"Es cierto que el Lole habla con Sergio. Pero lo de Roxana es, cuanto menos, una sorprendente avivada para mandarle mensajes al gobierno y al piloto". Este trabalenguas de nombres propios del peronismo lo lanza ante este cronista uno de los hombres de mayor confianza del intendente de Tigre, la nueva estrella de la política argentina post internas del 11 de agosto. El Lole, claro, es Carlos Reutemann que efectivamente sostuvo algunas conversaciones telefónicas con Sergio Massa. En realidad, desde siempre tuvieron una relación cordial. Ahora se anota un almuerzo compartido en un tradicional restaurante de las afueras de la Capital Federal, aseguran los que saben, en los que intercambiaron anécdotas y experiencias personales más que un diseño de políticas específicas. Y Roxana no es otra que la senadora nacional Latorre, ex reutemista y, según la pregunta del mismo referente de Massa, "¿ex Cristinista?"
Hay que recordar que la relación entre el dos veces gobernador de la provincia y la legisladora nacional se quebró cuando esta dirigente habilitó el tratamiento en el senado del proyecto oficialista que el campo santafesino y sus representantes combatían en la calle y en las rutas. Desde entonces, Reutemann juró no perdonarla al punto de congelarle la palabra con la única excepción de los buenos días. Y ya se sabe que el hombre de Llambí Campbell tiene una memoria inmodificable con los que considera traidores.
Por ello, resulta raro y hasta cuestionable que en esta semana Latorre haya salido a anunciar conversaciones entre el responsable del Frente Renovador y el ex piloto de Fórmula Uno, atreviéndose a suponer una fórmula presidencial para el 2015. ¿En representación de quién habla? "Roxana lo hace por ella y sólo por ella. Le está mandando un mensaje al Lole de reconciliación y al gobierno para que sepa que su mano alzada en el Senado no está garantizada", explica el dirigente massista.
De ser así, una actitud increíble de alguien que supone que puede reconvertirse otra vez saltando del oficialismo de turno a la oposición con más votos sin pagar costos. Un ex ministro de Reutemann es menos sutil cuando se lo consulta. "Latorre no tiene ni brújula ni fronteras", asegura. Quizá sería hora de revisar la actuación legislativa de la senadora en nombre de la provincia y sacar conclusiones objetivas que no se escondan en declaraciones oportunistas.
Del lado de Reutemann, Carlos Carranza se acercó a los equipos técnicos del hombre de Tigre y desde este sector supieron que Daniel Germano, un economista con formación y experiencia que les resulta atractivo, no cambiará de bloque.
El otro dato concreto es la bendición que hizo sobre Oscar Cachi Martínez el propio Sergio Massa quien le dio el no poco expectable lugar de vicepresidente del bloque en la Cámara de Diputados. Ya hay un nombre en carrera para la Casa Gris con miras a los próximos dos años. ¿Y Lole 2015? "Ni a gobernador ni a vice. Nos encantaría llevarlo como senador de Santa Fe. Acordate que esa boleta va pegada con la de presidente", explica el arquitecto massista.
Todos "Mangerizados": el no poder explicar la pertenencia partidaria o de criterios de una senadora nacional no es el único tópico sin respuestas de la realidad inmediata argentina. Aún a riesgo de forzar analogías, es bueno posar la mirada en situaciones como la sentencia en el caso Grassi, las tragedias ferroviarias recientes o el homicidio más mediatizado de los últimos años.
El sacerdote Julio César Grassi abusó sexualmente de menores y los corrompió aprovechándose de su autoridad como custodia y "guía espiritual". Lo dijo un tribunal de primera instancia, lo ratificaron los jueces de cámara y lo sentenció sin margen de dudas la Corte Suprema de Justicia de Buenos Aires. No sólo no está preso, sino que sigue siendo sacerdote de la Iglesia alojado en un predio facilitado por su obispado nada menos que frente al predio de la Fundación en la que cometió esos delitos. Podrá argüirse que no hay sentencia firme (queda una instancia de recurso extraordinaria que no revisará las irrefutables pruebas en su contra sino la legalidad del proceso) pero de lo que aquí se trata de es una violación flagrante al principio de igualdad ante la ley. Grassi es un privilegiado frente a miles de otros procesados o condenados que esperan cosa juzgada en prisiones comunes. Punto y aparte. Es culpable. Pero no lo es en los hechos. Es, pero no.
Este fenómeno de "nada es" sirve para medir tantos otros temas en nuestro país. Nada es definitivamente. Los trenes chocan, en todo el planeta, por errores técnicos o humanos. Aquí, ni en tragedias como las de Once o Castelar, no es ni lo uno ni lo otro. Ni siquiera funciona la hipótesis de la concurrencia de ambos factores. Un violador merece la sentencia de condena si en el cuerpo de la víctima hay rastros de ADN del agresor de forma indubitable. En la Argentina, ni el ADN "es" de forma concluyente. Si no, es inexplicable lo que acontece en la causa Ángeles Rawson.
Son tiempos de "mangerización" de la realidad en donde nada es, todo resulta relativo según el cristal poderoso con el que se mire. La duda suele ser la base de la construcción del pensamiento crítico pero si esa duda se transforma en el único fin y no en un medio, la chance de consagrar la impunidad o de desmoronar valores como justicia, lealtad u honestidad es enorme. Y preocupante.
Será por eso que una senadora no está sola cuando puede decir hoy blanco y mañana absolutamente negro en su quehacer político. La "mangerización" no tiene patria ni frontera en los tiempos que corren por estas pampas argentinas.