Londres amaneció soleado aunque que muchos dudaban de que eso volviera a pasar, lo cierto es que para Inglaterra el 23 de junio de 2016 representa el comienzo de una nueva etapa histórica. Para el ciudadano común británico, independientemente de cuál haya sido su voto, son momentos de indefinición y fuera cual fuese la opinión que se escuchara antes de la votación, todos coincidían en que el resultado de abandonar la UE originaría un período de turbulencia e incertidumbre. La discusión siempre estuvo centrada en cuánto duraría la crisis. Lo que nadie pudo predecir es la implosión política inmediata del Partido Conservador actualmente en el gobierno, representada no sólo por la renuncia del primer ministro David Cameron, sino también por la falta de convicción y de definiciones que emergen de los representantes políticos que apoyaron la campaña para abandonar el bloque europeo.
Lo que muchos analistas han dado en denominar "una victoria pírrica", ha colocado en el centro de la escena política al ex alcalde de Londres, Boris Johnson. Johnson, que pareciera enfrentar la inesperada victoria con la angustia de los perdedores, deja en evidencia que mucho del espíritu detrás del enfrentamiento del referéndum ha sonado a conflicto de política interior del Partido Conservador. Como bien lo expresó el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz: "Es difícil aceptar que todo un continente sea tomado como rehén a causa de una lucha interna en el Partido Conservador inglés".
Dos velocidades. Mientras la política inglesa estalla, este fin de semana Londres celebra el comienzo de las festividades por el Día del Orgullo Gay, "The Pride London", una de las máximas expresiones de pluralidad y convivencia que tiene la ciudad. El contraste entre el aspecto con el que luce la ciudad londinense y el resto de Inglaterra no hace más que profundizar lo que cada uno de los británicos sabe muy bien: este es un país con dos velocidades, con dos realidades y con dos destinos que ha chocado con la incapacidad de sus políticos de dar respuestas a aquellos que aún permanecen en el olvido del final de la revolución industrial. "Londres es una ciudad internacional y queremos permanecer en el corazón de Europa", señala una petición creada por James O'Malley, que ya cuenta con más de 100.000 firmas y con un hashtag en twitter: #londependence. Allí insta al alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, a convocar a un referéndum para que la ciudad sea independiente y solicite su adhesión a la Unión Europea.
La petición que es una más de las que están surgiendo apenas 24 horas después del resultado del referéndum, muestra el desconcierto y el descontento de una ciudad donde la permanencia en Europa es símbolo de buenos negocios, del comercio, las finanzas internacionales y los intercambios estudiantiles. Khan, por su parte, señaló que como ciudad están "agradecidos por la enorme contribución que hacen y eso no va a cambiar como resultado de este referéndum", en clara referencia a los ciudadanos comunitarios que constituyen una inmensa mayoría de la fuerza laboral.
Difícil de imaginar. Y que además traen grandes beneficios a esta ciudad, "trabajan en nuestros servicios públicos, pagan impuestos y contribuyen a nuestra vida cívica y cultural", precisó. Por eso cualquiera que mira hoy Oxford Street, una de las principales avenidas del centro de la ciudad, plagada de expresiones multiculturales y multirraciales, difícilmente pueda imaginar una Londres aislada de Europa. Sin embargo, el camino que decidió una mayoría de la población británica obligará a todos a encontrar su nuevo lugar en el concierto internacional.
En las redes sociales se puede ver a los jóvenes opinando acaloradamente sobre los baby-boomers (aquellos que hoy tienen más de 65 años). "El Brexit arruinará el futuro de toda una generación, votaron por algo que no los va a afectar a ellos. No van a tener que lidiar con las consecuencias", sostienen. "Me molesta que los «baby boomers» estén complicando de nuevo las cosas para nosotros", dice Mayfield, una estudiante de la Universidad de Staffordshire, una frase que recoge la BBC y que expresa el sentimiento de toda una generación.
Otra muestra de ese sentimiento de frustración son las manifestaciones de cientos de jóvenes que se autoconvocan en las redes sociales para manifestar contra los resultados del referéndum. "La campaña de este referéndum descendió en una pantomima absoluta, y el resultado es aterrador", dicen vía Facebook los organizadores de una marcha realizada ayer en la plaza del Parlamento bajo el título "F ** k Brexit rally".
Falta de información. Los organizadores afirman que la mayoría no comprende plenamente el significado de los votos y sus posibles consecuencias, y afirman que la gente no tuvo suficiente información sobre lo que se puede esperar si el Reino Unido sale del bloque. También dicen que fue la generación de más edad la que votó por salir de la Unión, mientras que los más jóvenes fueron "mal informados y engañados". Los manifestantes agitaban banderas de la UE, con pancartas que pedían seguir en la comunidad, y reclamaban que la población de más edad les había robado el futuro.
*Muchos de los que votaron por el "Brexit" —abreviatura de dos palabras en inglés, Britain (Gran Bretaña) y exit (salida)— ya lo lamentan: Bajo el hashtag "Bregret —una mezcla de Britain y regret (arrepentimiento)— muchos británicos manifestaron ayer su arrepentimiento en las redes sociales. También lo hicieron bajo el hashtag #WhatHaveWeDone (Qué hemos hecho). "Volvería al local electoral y votaría por quedarnos, simplemente porque esta mañana (por ayer) la realidad se hizo más evidente", dijo una estudiante a la cadena ITV. Otro votante del "Brexit" dijo a la BBC: "No pensé que mi voto tuviera tanto peso, porque creí que de todas maneras nos quedaríamos".