La Iglesia en su nuevo intento de polarizar el capital y el trabajo, promueve el encuentro a través de un nuevo "consultor", el señor Juan Grabois, de movimientos populares que se sienten excluidos. Mientras el Papa fogonea el mismo hablando de "la dictadura del dinero", como si la Iglesia estuviera ajena a esto. Nadie en sus cabales podría estar de acuerdo en algo tan elemental como pretender que el hombre esté al servicio de la economía. La misma para predicar necesita pobres como las políticas populistas y no hace más que dividir, nadie está de acuerdo con el capitalismo salvaje. En su historia, la Iglesia se ha servido de esto para acumular riquezas. Sería hora de que haga su aporte a los pobres, distribuyendo la misma entre quienes más lo necesitan, deberían dar el ejemplo. Reconozco que pocos estarán de acuerdo, solamente por lo bajo reconocerán este dislate. Hay un acuerdo tácito entre la gente, este es un tema que no se debate con los ministros de Dios.