Quiero hacer una reflexión porque a veces tengo la impresión de que nos toman o pretenden tomar de estúpidos. Es sobre la tan mentada "grieta" de la que hablan como si fuera un invento del gobierno actual o del anterior. Lamento comunicarles que no: si tuviera que remontarme hacia el origen de "la grieta" iría a Sobremonte y Liniers, por ejemplo, o si quieren, a Mariano Moreno y Saavedra. Quienes hayan tenido la suerte y la fortuna de leer "Los profetas del odio", de Arturo Jauretche, estarán de acuerdo en que, básicamente eso fue la Guerra del Brasil (1825-1828): el capital inglés, con intereses en toda América latina, apoya a una de las facciones en pugna afines a él (en esa época no había partidos políticos) y desprecia a la otra. No fue sino por esto que nació la República del Uruguay como un Estado tapón para proteger los intereses ingleses en el río de la Plata. Y podríamos seguir con unitarios y federales, por ejemplo. Ya llegado el siglo veinte, la pugna cambiará de signo y también de trasfondo. El capital inglés comenzará a competir con el de su antigua colonia, los EEUU, y las distintas oligarquías de los países latinoamericanos comenzarán a creer que es posible una Nación sin pueblo. En la historia de nuestro país, no otro ha sido el ideario que han llevado adelante los seis golpes de Estado que padecimos: el de seguir siendo —porque de hecho, durante el llamado modelo agroexportador (1880-1930) que tanto denunciara Lisandro de la Torre— una factoría feliz en donde veinte familias acaparan la riqueza y el pueblo fue mantenido a raya, al borde de la subsistencia. Sueño que el advenimiento del peronismo vino a "opacar", dándole carta de ciudadanía política a ese mismo pueblo que con tanto ahínco ciertos sectores se empeñaban en silenciar. De ahí en adelante, la escalada de violencia y la lucha de clases (quién dijo que Marx había sido superado se equivocó y feo) se fue radicalizando cada vez más hasta llegar al desastre de los años 70. Pero el sueño de la oligarquía seguía en su lugar, nunca fue resignado y fue necesaria la muerte de miles de personas para que ese "modelo" de país fuera viable. Eran jóvenes, porque ellos son por definición, el motor de los cambios en la historia. La eliminación y silenciamiento de los sectores politizados de la franja juvenil argentina (y me atrevería a decir latinoamericana) fue el primer paso dado por la dictadura militar de 1976-1982 y su ministro estrella, Martínez de Hoz, quien sentó las bases para que aquél viejo sueño de "la joya más preciada de la corona inglesa" (tal las palabras del hijo de Julio A. Roca) comenzara a tomar forma. La segunda parte que terminó de quebrar un estado de bienestar construido básicamente por el peronismo clásico (1945-1952) se realizó bajo los diez años del gobierno de Carlos Menem. Sin la juventud radicalizada oponiéndosele, fue mucho más "fácil" completar el sueño de la Nación sin pueblo. Y hoy sufrimos las consecuencias. Ahora no es necesario eliminar físicamente a una juventud radicalizada: primero, porque no está radicalizada, y segundo, para los de clase media y media alta, están las drogas de diseño, las fiestas aturdidoras y mortales, el consumo desmedido y la apatía cultivada como virtud. Y para la clase baja, el paco y las balas. Finalmente estamos otra vez en la encrucijada del proyecto de la Nación sin pueblo, de la factoría feliz en un año electoral, que a muchos no parece interesarles. Pero creo que, reflexionando sobre la "grieta", deberían. Digo, para saber si se quedan adentro o afuera. Me abstengo de poner nombres, ya que no quiero insultar ni la inteligencia y la susceptibilidad de mis poco probables lectores, pero como dice una canción de Serrat "sólo Dios y mi canto saben a quien nombro tanto".
Profesora María Verónica Diana
Reflexión sobre la experiencia de la vida
La muerte sólo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida, por ejemplo Jesucristo venció a la muerte. Siempre la muerte entristece y sorprende, si has vivido dignamente lo lógico sería que mueras dignamente, cosa que no pasa generalmente. Es por ello que no debemos de temerle a la muerte, pues ella nos acompaña desde el momento en que nacemos. Lo que sí podemos hacer es criticarla, pues ella se comporta en forma muy irresponsable, porque en su devenir de muerte permanente a todos los seres vivientes, no se fija en quién matará primero o segundo, clase social, cargo político, etcétera, sino que sólo ejecuta y cumple su cometido falaz. Por ello es que creo que debemos de destronar a la muerte, producto de su propia irresponsabilidad, si bien es cierto que al no elegir su presa, sino que lo hace de manera muy democrática, es decir elige a cualquiera, esa actitud es que la hace irresponsable. Alguien escribió "voy a buscar a la asesina muerte y entregarle mi cuerpo, así puedo vivir tranquilamente". Por mi parte, yo moriré un día cualquiera, de un año cualquiera, a cualquier hora. De manera que si estás vivo, nunca te detengas en tu camino, pues estarás retrocediendo, si bien la meta final será la muerte bien vale la pena vivir la vida, por otra parte el arte de envejecer consiste en conservar alguna esperanza de vida. Hay que estar agradecidos de la vejez, pues la misma es el precio de estar vivos. Entonces, adelante, no habrá fuerza capaz de detener a quien sueña, a quien construye aun sobre cenizas, a quien ama, a quien espera de la vida el momento mágico de una ilusión, a quien no olvida que el tiempo pasó, sí, pero no se llevó consigo tu corazón, por tanto sueña. Le di mi propio tiempo a la vida y se lo seguiré dando, supe esperar por resultados y seguiré esperando por otros, digo si destronamos a esta irresponsable, nosotros podremos manejar también el tiempo de morir.
"Es porque nos estamos reproduciendo"
El general Juan Domingo Perón decía: "Los peronistas somos como los gatos, cuando nos peleamos es porque nos estamos reproduciendo". Luego, en su velatorio, el doctor Ricardo Balbín, lo evocaba incluyendo en su discurso una recordada frase: "Este viejo rival político viene a despedir a un amigo". Lamentablemente nada han aprendido las generaciones posteriores, las cosas positivas de estos dos personajes de la historia. Evidentemente, aquellos simbólicamente llamados gatos, que según Perón se reproducían al pelearse, hoy parecen tigres de Bengala hambrientos que no sólo olvidan las palabras del líder, al cual acuden semánticamente tantas veces sea necesario cuando lo necesitan en sus discursos, sino que se pelean descaradamente entre sí frente a la pieza de caza abatida. Habiendo cambiado su atribuido pelaje gatuno, por la desconcertante ambigüedad del camaleón. Por su lado, la palabra amigo, tan bien y educadamente utilizada por el líder radical, ha hecho mutis por el foro desde hace ya un largo tiempo en todas las mentes de la clase radical. Tema este que mediando la manifiesta voracidad por los puestos políticos se agrava periódicamente. Luego, y como consecuencia, aquellos que hoy nos gobiernan, resultado ellos de eternos desencuentros más que de una idea renovadora, no son el producto de una elaboración clara y sabiamente deducible de nuestra verdadera cronología política. Aquella historia resulta hoy destruida y avasallada por una serie de irresponsables e indignos representantes, desde hace ya varias décadas. Dejando para la sensación popular la clara demostración de que la calidad de las mentiras no altera las frustraciones.
La asunción de Donald Trump
Como lo estipula la tradición norteamericana, el magnate Donald Trump asumió como presidente el 20 de enero. El 8 de noviembre le había ganado sorpresivamente a la candidata demócrata Hillary Clinton, provocando estupor a nivel mundial. Trump, acusado de misógino, sexista, racista, xenófobo, y varias cosas más, ya es el cuadragésimo quinto presidente de la república imperial. Mientras Barack Obama y Hillary Clinton no lograban ocultar su desazón por lo que estaban viviendo, el flamante presidente pronunciaba su primer discurso ante la multitud que estaba reunida en las adyacencias del Capitolio. Dijo Trump: a) "La ceremonia de hoy sin embargo, tiene un significado importante. Estamos transfiriendo el poder de Washington y devolviéndoselo al pueblo"; b) "Washington no compartió sus riquezas. Los empleos se marcharon y las empresas cerraron. El gobierno se protegió a sí mismo. Sus victorias no han sido las victorias de ustedes"; c) "Todo cambia ahora mismo: este momento es su momento y les pertenece"; d) "Este es el país de ustedes. El 20 de enero será recordado como el día en que el pueblo será quien está a cargo de esta Nación"; e) "Hemos defendido las fronteras de otras naciones mientras rehusamos defender las nuestras. Y hemos gastado millones de dólares en ultramar mientras se caía la industria estadounidense; f) "La protección nos llevará a mayor fortaleza. Yo trabajaré con todo aliento y nunca les daré la espalda"; g) "No vamos a fracasar. Nuestro país va a prosperar de nuevo". Proteccionismo y orgullo nacional. He aquí las banderas que enarboló Donald Trump en su discurso inaugural. Mientras hablaba tuve la sensación de que el fantasma de Néstor Kirchner sobrevolaba cerca suyo aplaudiéndolo.
N. de la R. El lector se refiere a las frases dichas el viernes pasado por el nuevo y controvertido presidente norteamericano. Y enumera siete, que él considera como las más significativas.
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