El abate Pierre dice: "... es un crimen gastar enormes sumas para mejoras que sólo son vanidades destinadas a los que están bien alojados, destinadas a las gentes que viven en la abundancia, mientras subsisten esas multitudes que viven en casas convertidas en antros de horror, sólo porque viven tres familias donde apenas podría vivir una. Hay que proclamarlo y repetirlo: La belleza de una ciudad, la belleza de una nación, no se encuentra en sus museos, no se encuentra en sus teatros, no se encuentra en sus jardines públicos, no se encuentra ni siquiera en sus catedrales. La belleza de una ciudad, ante Dios como ante los hombres, se encuentra sobre todo en la falta de casas miserables, y en la ausencia de personas que viven en la calle. Esa es la belleza de una ciudad.