Pocos días antes de efectivizarse la titularización de Nivel Medio, en la jornada de capacitación del Programa Escuela Abierta brindada por el Ministerio de Educación, se nos pidió trabajar sobre los conceptos de "ciudadanía" y "pertenencia". La mitad de mis compañeros en esa reunión no sabían si seguirían en la escuela o perderían las horas en el concurso, ya fuera por no llegar al puesto correcto en el escalafón o bien por tener la posibilidad de titularizar en otra escuela (algunos con muchísimos años de trayectoria en la misma). ¿Qué pertenencia con la institución pretenden que tengamos, entonces? ¿Cuál es la idea del Ministerio con nosotros, los docentes? ¿Acaso sólo los titulares enseñan? Todos estos interrogantes más la compleja realidad social que atravesamos con nuestros estudiantes, nos ponen en un estado de alerta. Personalmente, hace más de diez años que doy clases, tengo 31 años, y en este concurso pude titularizar todo lo que buscaba; esto gracias a un profesorado que dicta la provincia avalado por el Inet, que me dio la posibilidad de ser docente. Con mucho esfuerzo y sometimiento lo terminé. Esa fue la manera de catapultarme en el escalafón; fueron tres años arduos de cursado durante los que conocí a muchos docentes que hoy son mis amigos y todos con la misma idea, poder terminarlo para no perder el trabajo. Podría decir que estoy satisfecho, que estoy feliz, pero no. Veo el dolor de mis compañeros y no puedo estar feliz. Revivo mi propio dolor de la titularización pasada donde perdí todas las horas. La ventaja de ser técnico es que uno puede salir a buscar trabajo más fácilmente hasta poder volver a recomponerse en una escuela con otras horas de reemplazo o interinas, aunque como todos los docentes de alma sabemos, "cada día que uno pasa fuera de ella es un sufrimiento". Socialmente recibimos fuertes críticas por parte del gobierno, tenemos que ser invencibles y maleables en todo tipo de actividades y contenidos, pero todos se olvidan de lo importante que son precisamente los jóvenes. Se está dejando de emancipar a los estudiantes y esto se debe a un proceso de "domesticación docente". Nos están domesticando a los golpes, haciéndonos pelear unos con otros, a ser especuladores, nos hacinan en un galpón, con baños que mejor no intentar describir, nos gritan, nos ponen contra nosotros. La idea es domesticarnos, cortar toda posibilidad de pensamiento abstracto o de cuestionamiento; en esa domesticación docente gana el conformismo, el "no te quejes", entonces ¿qué pretendemos transmitirles a nuestros estudiantes? Entre las adicciones, la inseguridad y la corrupción que los rodean, sumado a los docentes domesticados que los educan, tendremos en consecuencia los votantes y trabajadores más dóciles de la historia; claramente, idea de poderes económicos que hoy se fortalecen cada vez más. No podemos dejar que esto se repita; un concurso realizado a mitad de año (con aval de una parcialidad del gremio que brega por nuestros derechos) es totalmente antipedagógico. Un compañero dijo "este año está perdido", entre las mesas de examen que adelantaron, esperar que acomoden los horarios de los nuevos titulares y volver a explicarles a los estudiantes por qué su profesor se fue y hay otro. ¿Saben cómo impacta un año perdido en educación? ¿Les parece azaroso? Yo creo que no. Compañeros, por favor, despertemos. Entendamos la función social que cumplimos y hagamos respetar nuestros derechos, el buen trato, la buena educación y la pertenencia. No perdamos de vista que estamos formando el futuro y yo no quiero un futuro conformista, quiero un futuro que pelee por sus pares y que tenga conciencia de clase, un futuro emancipador que nos permita arreglar los errores del pasado.