Cada vez más vecinos compran e instalan "bombas robadoras" para disputar el agua con lavaderos de autos sobre avenida Pellegrini, entre Avellaneda y Provincias Unidas. Por esos equipos pagan hasta más de 6 mil pesos. Los lavaderos, en tanto, crecen de manera más informal en casas particulares. Cobran entre 60 y 70 pesos para lavar un vehículo.
Pese a un proceso sinuoso y conflictivo de formalización de la actividad en esa zona de la ciudad, encarado por el Estado local y Aguas Santafesinas — también sobre avenida Uriburu, en la zona sur—, comerciantes y vecinos denuncian que se agravan sus problemas de presión de agua. Y señalan que cada vez más vecinos de esos barrios abren las canillas de sus casas para hacer "changas" lavando autos.
"Los problemas de falta de presión de agua los tenemos siempre, pero desde los viernes a la mañana hasta los sábados a la noche, prácticamente no nos podemos duchar", apuntó Cristian en el negocio que su mujer atiende sobre Pellegrini, desde los tiempos en que la avenida no estaba asfaltada.
Varios vecinos consultados en una recorrida por el sector de Pellegrini entre Avellaneda y Provincias Unidas, reconocieron que la fuerte demanda de lavados de vehículos que se registra sobre el fin de semana impacta en la presión del agua en sus viviendas y negocios.
"Me cansé de no poder limpiar el boliche, así que me gasté 6 mil pesos de mi bolsillo y me instalé una bomba chupadora, porque desde que me abrieron un lavadero al lado; no tenía más agua", describió un pequeño empresario gastronómico.
Otros comerciantes señalaron que duplicaron la capacidad de sus cisternas, que cargan de noche y reducen así el problema del consumo de agua durante el horario laboral. Los menos, buscaron como fuente alternativa a la red la perforación directo a las napas.
Desde Assa señalaron que sólo recibieron una denuncia por problemas de presión durante el primer semestre, pero al mismo tiempo revelaron que poco a poco se están formalizando lavaderos: 157 figuran anotados para lavar vehículos en Rosario.
En detalle. Un relevamiento realizado recientemente por el municipio arrojó que hay 37 lavaderos abiertos en esa zona, de los cuales sólo nueve cuentan con habilitación como comercio y el resto tiene algún tipo de dificultad para alcanzarla, la mayoría relacionadas con la regulación de dominio, por lo que no pueden conseguir consecuentemente la habilitación local.
De allí que se estén analizando en el Concejo algunas alternativas para poder destrabar esa situación.
En ese proceso de regularización se les está exigiendo avanzar sobre una perforación en las napas de aguas, la utilización racional del agua —utilizando equipos como hidrolavadoras, que demandan menos agua— y trabajar en materia de efluentes.
Pero el problema que aparece no es el costo económico del agua, ya que explicaron desde la compañía estatal que mil litros valen entre 3 y 5 pesos. De todos modos, los vecinos reclamaron que se les instalen medidores. Según la empresa, a varios de los lavaderos ya le facturan por el consumo que tienen y no por metros cuadrados, como es la otra modalidad existente. También relativizaron el impacto del consumo de los lavaderos sobre el total de la red.
Sin embargo, todos los actores involucrados reconocieron que no es sustentable la proliferación de más lavaderos en la zona e incluso que se debería abrir el debate sobre el uso de un insumo tan sensible socialmente.La problemática es compleja, ya que para muchas personas que abrieron un lavadero en esa zona es apenas un negocio de subsistencia. Para los que tienen la documentación en orden se trata de una competencia desleal. Para los vecinos y resto de comerciantes, un costo adicional.