Desmitificar la figura del científico; conocer dónde y cómo trabaja; y también saber que un trozo de zanahoria, un morrón y unas hojas de espinaca sirven en un laboratorio para aprender una técnica cromatográfica que se utiliza en forma cotidiana. Esa propuesta de "alfabetización científica" es que la ayer volvió a poner en marcha el Instituto de Investigaciones para el Descubrimiento de Fármacos de Rosario (Iidefar-Max Planck) con el inicio de "Viví Ciencia", una propuesta que convoca a escuelas secundarias de toda la provincia para que los estudiantes no sólo dialoguen con quienes hacen ciencia en la ciudad, sino que con el guardapolvo blanco puesto también experimenten el laboratorio. Ayer, los protagonistas fueron alumnos de una escuela de Esperanza, en el centro oeste santafesino.
La propuesta de divulgación que el instituto, con Claudio Fernández a la cabeza, inició en 2013 con charlas de los propios investigadores en las escuelas y continuó con ciclos de entrevistas donde los estudiantes hacían las preguntas y con el financiamiento de proyectos de desarrollo tecnológico que se llevan adelante las aulas, dio ayer un paso más este año.
"Se trata de traer a los chicos a que vivan la ciencia, que se sientan científicos, que consoliden una vocación si la hay y si no, que sepan de qué se trata, y que incluso puedan trabajar acá con equipos que cuestan 1,5 millón de euros supervisados por los docentes formados para eso", explicó el titular del Iidefar, que abrió la jornada junto al presidente de Conicet, Alejandro Ceccatto, y al rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Héctor Floriani.
La lluvia y el mal tiempo no intimidaron a los alumnos de 5º y 6º año de la Escuela de Enseñanza Técnica Nº 455 General José de San Martín, que desde la localidad de Esperanza llegaron bien temprano al predio de Esmeralda y Ocampo. "Algo entendemos de laboratorios porque tenemos muchas prácticas y hemos leído algunos materiales antes de venir", aclaró una de las chicas.
Es que en este caso, aunque no lo será en todos, se trata de estudiantes de una tecnicatura en química, por lo que advirtieron que eso de los laboratorios no es para ellos algo absolutamente desconocido. Así y todo, las instalaciones del instituto y la propuesta "entusiasma mucho", sobre todo a aquellos para quienes "hacer ciencia" está entre una de las alternativas cuando terminen su secundario.
Valentina y Daiana cursan 5º y 6º año respectivamente, y no sólo rescataron "lo importante" de la experiencia, sino que además se mostraron sorprendidas "por las instalaciones del lugar". A Valentina la licenciatura en química la entusiasma, por lo que escuchó atentamente, y su compañera también dijo querer seguir "en el ámbito de la química, quizá en una carrera como bioquímica o algo así".
Lautaro, futuro estudiante de ingeniería agrónoma según adelantó, consideró que "se trata de una oportunidad única, porque estos son espacios a los que no se viene todos los días, más allá de las prácticas que hacemos en la escuela".
Con guardapolvo blanco
Sentados en una sala del primer piso del Instituto y con guardapolvo blanco, los chicos esperaron la charla con Daniel Alonso. El médico santafesino formado inicialmente en la Universidad Nacional de Rosario, especializado en oncología en la Universidad de Buenos Aires y actualmente investigador de Conicet radicado en la Universidad de Quilmes, viene desarrollando una inmunoterapia para el tratamiento del cáncer del pulmón, al mismo tiempo que está convencido de la centralidad de la divulgación científica.
"La ciencia debe incluir estas actividades, que sepan que los investigadores somos gente de carne y hueso que viene a su trabajo todos los días; que esta no es una labor lírica, porque si bien puede haber un 5 por ciento de inspiración, el 90 por ciento es transpiración y trabajo", advirtió el docente.
Para Alonso, se trata de la divulgación científica, pero también de lograr que "a alguno les pique el bicho de la inquietud" y afirmó que "eso pasa más de lo que se cree cuando se logra transmitir de manera sencilla, sin omitir la complejidad del asunto, de qué se trata la ciencia y lo encuentran algo tan atractivo como concreto".
Sin embargo, la parte que más entusiasma es la de poner manos a la obra y para eso, allí estaban ayer docentes y becarios que trabajan en el Instituto. Maia, farmacéutica y cursando el doctorado en ciencias químicas, fue la que puso luz sobre para qué pueden servir en un laboratorio una zanahoria, un morrón y unas hojas de espinaca.
"Se trata de hacer un extracto etanólico de estas plantas y que luego se filtra para hacer una cromatografía", explicó, y avanzó en detalles: "Vamos a ver cómo se separan los pigmentos y llevar adelante una técnica cromatográfica, que es un método de uso diario en el laboratorio para separar compuestos que están mezclados".
Tras la charla, hacia allí fueron los estudiantes a poner las "manos en la masa" —como señaló el titular de Conicet— y a abrir la convocatoria de este año, que se repetirán cada 15 días en el instituto y que todo indica interesa y mucho, ya que los cupos para las escuelas ya están cubiertos hasta noviembre próximo.
"El sistema científico no es sólo el Conicet"
En su paso por Rosario, el presidente del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Alejandro Ceccatto, no sólo renovó "el apoyo de la actual gestión en la divulgación de la ciencia", sino que además también dejó en claro que "el crecimiento del sistema científico nacional no se puede reducir al Conicet".
Así, volvió a considerar que "no hubo ajuste porque no hubo reducción en el número de becarios", en referencia a la decisión tomada al inicio de este año, cuando se redujo a 450 el número de vacantes para la carrera de investigador en el Conicet, se dejó a 410 candidatos afuera y se abrió un conflicto que recién logró resolverse días atrás con la creación de cargos y la incorporación de esos científicos a las universidades nacionales.
Encaminado
"El reclamo está encaminado, ya que se anunció la generación de 410 nuevos cargos en las universidades nacionales para incorporar a estos científicos", explicó el presidente del Consejo, y ratificó que "la política de ingreso al Conicet ya fue fijada en 450 nuevos ingresos y ya están las postulaciones en evaluación para el 2018, y si bien hay una revisión de las metas del plan, no se va a revisar el número de ingresos".
Ceccatto se negó a hablar de reducción y lo argumentó diciendo que "el sistema científico nacional no es sólo el Conicet", y destacando que "habría reducción si se achicara el número de becas, algo que verdaderamente enriquece el sistema científico y que se sostiene en 11 mil becarios".
El funcionario detalló que el sistema global "es un complejo entramado de 54 universidades nacionales, 13 organismos de Ciencia y Tecnología entre los cuales está el Conicet, y más de 60 universidades de gestión privada, que de alguna u otra manera contribuyen a la generación de conocimiento", y consideró que "es todo ese complejo entramado el que debe recibir a estos investigadores que fueron formados como becarios del Conicet, eso es lo único que va a permitir un sistema científico robusto, poderoso, integrado y sinérgico, que de ninguna manera puede limitarse y pensarse en una única institución".