Coleccionistas, jugadores de cartas —de los aficionados y también de los competidores internacionales—, los que prefieren los juegos de mesa y las consolas de videojuegos, todos fanáticos y seguidores de Pokémon se encontraron ayer en el Centro Cultural La Toma. Desde chicos de 9 años a los que superan los 20 y siguieron desde su infancia la saga japonesa, conforman la Comunidad Pokémon Rosario que lleva una década reuniéndose. "Al principio éramos diez, fuimos creciendo, pero ahora sin dudas la aparición del Pokémon Go le da un nuevo impulso", explica Cintia Osinaga, de 24 años, estudiante de diseño gráfico y una de las impulsoras de la reunión. Además del merchandising y los juegos, estuvieron los rosarinos clasificados al Campeonato Mundial de Pokémon 2016 que se disputará en agosto en San Francisco Estados Unidos, entre ellos Tobías, de apenas 9 años (ver aparte).
Los Pokémon, esos pequeños personajes primero protagonistas del videojuego japonés, luego de la serie y ahora una marca que abarca todo tipo de productos, son un verdadero universo. Criaturas, que ya suman más de 700 en las nuevas generaciones que con los años se han ido produciendo, se dividen en diferentes tipos: de agua, de fuego, planta, eléctrico, hielo, siniestro, fantasma, bicho, lucha, dragón, entre otras categorías, de acuerdo a sus habilidades.
Sin embargo, no son los únicos protagonistas. Están también los entrenadores de Pokémon, humanos ellos. Quizá Ash Ketchum sea uno de los más famosos del anime, así como el amarillo Pikachu fue el Pokémon más popular.
Merchandising. Antonio tiene 9 años, y no se desprende de su "preferido" Piplup: un pingüino, es decir que es de agua y que se introdujo en la cuarta generación. "No aparece mucho, pero a mí es el que más me gusta por sus ataques", cuenta el chico, mientras revisa en una caja de stickers e intenta elegir algunos para llevarse.
Es que mesas con pequeños muñecos, stickers, pósters, gorros, peluches, pins, billeteras, fundas y todo tipo de objetos se vendían o se intercambiaban.
Además del merchandising, el encuentro propuso un pequeño espacio de videojuegos, otro para quienes prefieren el juego de mesa, además de un concurso de dibujo y hasta una Pokerifa para el final.
El encuentro viene creciendo y lo que empezó como una reunión de una decena de amigos, ahora suma participantes y generaciones.
"Nosotros veíamos la serie en los años 90, con 6 o 7 años; y hoy hay más chicos de esa edad que se van sumando", asegura Cintia.
Las cartas. Paulina y Juan también veían la serie con apenas 6 y 7 años, y ahora con 27 y 24, volvieron a los personajes y ayer eligieron las cartas. "No somos profesionales pero nos gusta, es un juego de estrategia", dice la joven, y explica que el objetivo es debilitar a los Pokémon adversarios , lo que requiere conocer sus habilidades e idear estrategias certeras.
Más allá del juego, aseguran que coleccionar las cartas es toda un hobby en sí mismo. Un mazo de las primeras ediciones, considerado de colección, puede costar varios miles de pesos. Y uno nuevo completo más de 500.
Como siempre, están "las difíciles", explican. Lo que hace que quien "la pega" y consigue varias de esas cartas puedan incluso hacer "un buen negocio", dice Juan, y aclara que para ellos es puro entretenimiento.