Susana López Messina lleva ocho años conduciendo un taxi, y cada vez que alguien la manda a "lavar los platos" o a "cuidar a los chicos", les recuerda sus impecables antecedentes al volante. "Hace 40 años que manejo y no tengo ni una multa de tránsito", señala.
Y despliega rápidamente su receta: "Soy muy prudente y manejo despacio". Dos cualidades que, cree, ostentan con mucha más frecuencia mujeres que varones.
Sin caer en estereotipos, dice, "quizás las mujeres puedan tener menos práctica en la calle o ser más distraídas, pero el exceso de velocidad es privativo de los varones, lo mismo que el paso de semáforos y rojo. Y ni que hablar si es un fin de semana de madrugada".
En Rosario hay 3.949 taxis habilitados para circular. El 30 por ciento está a nombre de mujeres, sin embargo, un relevamiento de la Secretaría de Transporte reveló que el número de las mujeres que están frente al servicio es menor: sólo 307 mujeres conducen un taxi.
María Eva Junco lleva más de diez años frente al volante. "Claramente", dice, mujeres y varones se comportan en forma diferente en el tránsito. "Ellos establecen como una relación pasional con el auto, todo lo que es el ruido del vehículo, la velocidad, las frenadas, los ruidos del escape", enumera.
Consciente de que muchos pasajeros prefieren viajar con mujeres, María Eva creó She Taxi, una aplicación para pedir taxis manejados por mujeres, que reúne a 70 conductoras en Rosario, 60 en Córdoba y planifica extenderse a Buenos Aires.
Para María Eva, "los varones suelen ejercer una cuestión especial, relacionada con el poder, que resulta muy peligrosa para el tránsito".
Por ejemplo, "resulta frecuente que a las muchachas que recién empiezan a manejar, y van despacio por la derecha, siempre les aparezca algún varón atrás que no respeta los cinco metros de frenada, como metiendo presión", señala Junco.
"Hace 40 años que manejo y no tengo ninguna una multa de tránsito. Soy prudente y manejo despacio"