La pregunta es simple, casi inocente: ¿Para qué sirve patrullar desde un helicóptero? ¿En qué aporta a la seguridad de una ciudad? Las respuestas se pueden esbozar fácilmente. No es necesario tener experiencia para apuntar algunas ideas. La misma pregunta, sin embargo, se reformula, tiene mucho más sentido, apenas se pone en marcha la aeronave. Las respuestas no cambian mucho, pero sí cobran otro significado. La ciudad vista desde arriba es otra: más pacífica y armoniosa que durante el andar cotidiano. Rosario a más de cien metros de altura no puede apreciarse si no es de manera integral y permite, entonces, entender por qué hay que pensarla en todas sus formas y posibilidades.
El Operativo Verano del Ministerio de Seguridad de la provincia se sumó ayer a esta otra posibilidad de pensar su planificación. Un helicóptero formará parte cada fin de semana de los controles y patrullajes que se realicen en el marco de las medidas adoptadas para la temporada estival en las rutas y los principales puntos turísticos de Santa Fe. A esto se le suma que, en las próximas semanas, la policía contará con dos pilotos propios, lo que permitirá conformar dos tripulaciones aéreas de las fuerzas de seguridad.
Si de elegir se trata, una característica resalta sobre las otras: desde arriba todo se ve mucho más claro. El helicóptero que ayer se sumó al Operativo Verano viajó a 130 metros de altura y permitió dar cuenta de la inmensidad de la ciudad y sus diferencias. Desde los distintos tonos del Paraná hasta el amontonamiento de edificios en el centro. La altura permite dimensionar la cantidad de gente que se junta los sábados en la costa, las embarcaciones que invaden las islas, cuántas personas juegan al fútbol donde sea, y a pesar del sol y el calor. Desde arriba se distingue cada terraza, techo, calle, plaza. Hasta las características son palpables. No hay que, por ejemplo, hacer fuerza para diferenciar si una casa tiene pileta de material o tipo Pelopincho. Mucho menos para contar las personas que están haciendo envidiable uso. La experiencia ayuda a entender para qué sirve el patrullaje desde un helicóptero y en qué puede aportar a las medidas de seguridad de la ciudad.
Omar Pereira, secretario de Seguridad de la provincia, explica con una palabra las razones de este refuerzo: visualización. "Los oficiales pueden ir viendo cómo están distribuidas las patrullas, los caminantes, las bicicletas y así pueden coordinar y corregir alguna situación", detalló. Y sumó que estos vuelos de apoyo tienen un contacto en tierra.
Una pieza clave
El uso de un helicóptero no es novedad para las fuerzas de seguridad de la provincia: si está habilitado, se requiere. "La apoyatura área es fundamental por varias cuestiones: persuasivas, de visualización, de presencia. Desde el aire la visualización es más completa y permite planificar mejor, corregir, rectificar algunas cuestiones. Y facilita casos de, por ejemplo, persecución, de fugas", agregó el funcionario.
La provincia cuenta con dos helicópteros para los patrullajes. La aeronave posee un equipo de comunicaciones similar al de los patrulleros y tiene enlace directo con el 911 y con los móviles en calle. Los patrullajes aéreos se realizan con tres o cuatro personas a bordo: piloto, copiloto y oficiales que están en contacto con la tierra.
Hoy la Policía no cuenta con pilotos, por lo que se viaja con los del equipo de movilidad de la provincia. Pereira destacó que, sin embargo, hay dos oficiales que están a punto tener la habilitación de Aviación Civil. En las próximas semanas dos pilotos de las fuerzas de seguridad podrán comenzar a desempeñarse como titulares.