La Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana municipal incrementó su presencia en la zona balnearia donde, a lo largo del primer mes del año y los primeros días de febrero, se remitieron más de 170 vehículos al corralón, hubo detenciones e intervenciones en el uso del espacio público, que incluyó la clausura de tres locales.
Rosario tuvo temperaturas máximas elevadas a lo largo del primer mes de 2017, por lo que la zona balnearia se convirtió, sobre todo los fines de semana, una temporada más en el escenario elegido por miles de rosarinos.
Tal como anunció en diciembre pasado, la Secretaría de Control, en colaboración con la policía provincial, incrementó la presencia de sus agentes en la costanera norte, que continuarán todo el verano. Allí, unos 170 vehículos fueron remitidos al corralón por diversas faltas a las normas de tránsito, de los cuales 106 (32 autos y 70 motos) fueron trasladados en la noche del viernes pasado, en el marco de un operativo anticipadas que tuvo lugar en la rambla Catalunya. En esta oportunidad, se practicaron 7 controles de narcolemia, dos de ellos fueron positivos por el consumo de marihuana y cocaína.
Los operativos se desarrollaron en horarios diurnos y nocturnos, de lunes a domingo, debido al fuerte flujo de autos y motos por la avenida costanera. El secretario de Control, Gustavo Zignago, destacó el énfasis puesto en las tareas relacionadas al cumplimiento de la ordenanza que prohíbe la tenencia y el consumo de alcohol en la playa. "Los controles preventivos fueron exhaustivos y contundentes a lo largo del mes con el retiro de bebidas alcohólicas de la playa", resaltó. Y sostuvo que el "objetivo es crear conciencia sobre la necesidad de erradicar de estos espacios de entretenimiento familiar el alcohol. La costumbre de consumir agua, bebidas gaseosas o jugos se va instalando", evaluó como positivo.
Durante enero, las tareas de control impulsadas por el municipio estuvieron dirigidas a impedir conflictos y enfrentamientos que pusieran en peligro la convivencia. También intervino en los carritos ubicados en el sector norte, y con quienes eran notificados por los guardacostas. Otra de las intervenciones efectuadas estuvo relacionada con el paseo de perros de gran porte. En la zona de la Rambla se intimó al retiro de algunos animales que revestían algún tipo de peligrosidad y que no se encontraban con correas ni bozales.
Los operativos también verificaron las condiciones de comercios: sobre 60 inspecciones se concretaron tres clausuras por vender alcohol para el consumo en la vía pública. Uno de los comercios, que carecía además de habilitación municipal para funcionar, incurrió en la violación de la clausura impuesta por lo que se denunció penalmente a sus titulares.
Zignago señaló que también se concretaron procedimientos tendientes a garantizar el libre uso del espacio público. Se ordenaron algunos puestos de venta y un camión de promociones para que no generaran inconvenientes en el paso de los peatones y los ciclistas que circulaban por la bicisenda que se extiende en la zona. Además se retiraron algunas canoas que interrumpían el paso de los transeúntes y eran utilizadas por algunos individuos para reunirse a tomar alcohol.
Además en este verano se incorporaron promotores de "convivencia", cuya misión fue estar presentes en distintos puntos con la premisa de concientizar a los visitantes sobre el comportamiento adecuado en el espacio público, al igual que prestar asistencia a ciudadanos y turistas con necesidades de asesoramiento.