Liliana Bottari aún se emociona al recordar aquel viaje. Los chicos habían estudiado todo sobre Manuel Belgrano y no veían la hora de llegar a Rosario para contemplar las mismas barrancas que el prócer habían visto 181 años antes. Estaban en 4º grado, habían dejado atrás San Luis y serían los primeros alumnos no residentes en Rosario en prometer lealtad a la bandera. "Fue una experiencia emocionante, íntima, que sin dudas ha crecido muchísimo", dice hoy Bottari, la docente que en 1993 impulsó la idea de abrir el Monumento al país. Tras su puntapié inicial, más de 20 mil alumnos de todas las provincias pasaron por allí. Y ella, como todos los años, volverá a estar mañana. Esta vez la promesa tendrá un condimento especial: se las tomará el presidente de la Nación.
"Nosotros siempre tuvimos una concepción vivencial de la educación. El objetivo era que los chicos pudieran estar en el lugar de los hechos. Estudiar la gesta protagonizada por Manuel Belgrano y vivirla. Poder estar en el mismo sitio donde estuvo el prócer", señaló Bottari.
Y con ese objetivo, en 1993 le presentó un proyecto a las autoridades del Monumento para que colegios de otras provincias pudieran venir a Rosario a prometer lealtad a la bandera.
La idea fue bien recibida, y el 20 de junio de ese año un colectivo con 55 personas, entre docentes, padres y alumnos, llegó a esta ciudad desde San Luis e inició un ritual que se repite desde entonces, cada vez con más alumnos de todas las latitudes del país.
Pionera. Sin dudas en Bottari anida un alma inquieta. Esta docente que nació en Buenos Aires y vive hace 44 años en la ciudad de San Luis no suele esquivarle a los desafíos.
Hace 40 años se propuso crear una escuela de avanzada en tierras puntanas y fue así como, junto a otras emprendedoras, fundó el Instituto Santa Catalina. "El primer colegio privado laico de San Luis", remarca.
Allí los alumnos cursan desde los estudios primarios hasta los universitarios, en convenio con la privada Universidad Siglo XXI.
"Mi objetivo era crear una escuela de avanzada, que evolucionara. Donde el aprendizaje fuera distinto. Había que salir de la zona de confort e ir hacia una educación más vivencial", recuerda la docente.
Está convencida de que "los cambios se producen con compromiso. Pasa por cada uno. No hay que esperar que los cambios lleguen solos, es el compromiso de cada uno el que lleva a concretarlos", sostiene.
La primera vez. De aquel primer viaje en 1993 destaca la intimidad. "Eramos poquitos y el acto de promesa de lealtad se hizo en la Sala de las Banderas. Cuando estábamos ingresando vimos a un maestro que estaba con sus alumnos de la comunidad mapuche, y nos pidió si podían compartir el acto con nosotros. Y fue así como nos unimos y prometimos lealtad todos juntos", recuerda.
Rescata "la emoción de los chicos" y la posibilidad de que gracias a aquel proyecto hayan podido "abrir el Monumento al resto del país".
"Es increíble cómo fue creciendo esta fiesta. Al segundo año ya eramos dos colegios y después ya fue multitudinario, como el que tendremos el lunes, por primera vez junto al presidente", subraya.
Así, la idea de esta docente puntana sigue creciendo, al punto de que con los años llegaron actores personificando a Belgrano y la puesta en escena es cada vez mayor. Todo un ejemplo de lo que se logra con la máxima que ella se encargó de remarcar: "Los cambios se producen con compromiso".