"A la Argentina le está faltando creatividad, pasó de tener muchas políticas sociales focalizadas a pequeños subsectores, en la década de 1990, a una primacía de transferencia directa de recursos; pero con ambas estrategias y distintas situaciones económicas, no pudo resolver el núcleo duro, el proceso de tendencia a la exclusión". De ese modo, el magister en Gestión de Ciudades, Fabio Quetglas, detalló en su paso por Rosario que las políticas sociales "no están sirviendo, y se podría hablar de una cronificación de la pobreza". A su entender, "las políticas económicas son las que zanjan la inequidad, ya que las sociales sólo ajustan un poco a favor de los más débiles la distribución del ingreso, pero no la resuelven".
Quetglas fue el principal orador en el encuentro de Voluntariado Corporativo y Desarrollo Territorial que realizó la Fundación Banco Santa Fe, donde disertó sobre El Mapa Social de la Argentina.
"El país vivió una enorme transformación social, controversial y compleja en los últimos 34 años, incluyendo cuestiones ambientales de salud y género. A modo de ejemplo, es un país más libre en términos de costumbres y estética, pero también más injusto", sintetizó sobre su exposición. Y dijo que 34 años atrás "la pobreza era de un dígito, el desempleo del 5 por ciento y el principal ingreso de la familia era el trabajo, hubo una transformación social derivada de cambios económicos y culturales", comentó.
Para el especialista, la Argentina debe plantearse un proceso potente de recapitalización social. "Nuestras estructuras sociales, nuestros territorios, pymes y familias tienen que disponer de elementos para enfrentar la vida social adecuada, máquinas, conocimiento, infraestructura", señaló como condición para que la economía no funcione "pobremente". Según destacó, en los últimos años hubo crisis en relación a la descapitalización de los servicios públicos, como cortes de luz y rutas colapsadas.
Para el especialista, en sintonía con la capitalización, "hay que pensar modelos equitativos de redistribución del ingreso, como resultado del dinamismo económico, que puedan ser gobernados". Y dijo que son las políticas económicas las que zanjan la inequidad, ya que las políticas sociales sólo ajustan un poco a favor de los más débiles la distribución citada, pero "no la resuelve". Desigualdad y exclusión
Según Quetglas, en el mundo y en especial en América latina, se está profundizando un proceso que tiene dos caras diferentes, desigualdad y exclusión. "Al período entre la crisis de petróleo y la Segunda Guerra Mundial se lo llama los Treinta Años Gloriosos. El problema social central era la desigualdad de ingresos, había una tendencia a realizar grandes sistemas universales que, a la vez que prestaban los servicios, nos construían como ciudadanos. En los últimos años se advirtió que hay un núcleo social que, por distintos motivos, aunque mejore la economía, no se engancha en la recuperación general", describió.
"En la exclusión todas las políticas públicas fracasan, el mundo no le encontró la vuelta", afirmó. Y dijo que "aún en países que bajaron la pobreza, no pudieron terminar con la exclusión, porque no es un problema de ingresos".