Las alcaldesas están listas para levantarse y alzar la voz. Sólo se conseguirá la igualdad de género en la vida política si contamos con las herramientas para supervisar el progreso local.
Las alcaldesas están listas para levantarse y alzar la voz. Sólo se conseguirá la igualdad de género en la vida política si contamos con las herramientas para supervisar el progreso local.
Estamos orgullosas de haber sido las primeras mujeres en llegar a las alcaldías de París, Rosario y Barcelona. Aun así, como mujeres en un cargo electo local, sabemos que todavía somos una minoría muy reducida.
Basta con mirar una fotografía de un pleno de ayuntamiento de cualquier lugar del mundo. Será prácticamente igual: un mar de trajes y corbatas con unas pocas caras femeninas dispersas en medio. Y lo mismo pasa a escala local; en las cumbres internacionales de alcaldes donde asistimos predomina totalmente la presencia masculina.
La importancia del desequilibrio entre hombres y mujeres en la vida política local no se debe subestimar. En primer lugar, se trata de una cuestión de justicia e igualdad de oportunidades. Las mujeres deberían tener el mismo derecho que los hombres a participar en todos los niveles de la democracia.
Si las mujeres no son elegidas para los cargos locales en una proporción igual que los hombres, estamos ante una injusticia de por sí. Por ejemplo, debemos enseñar a nuestras hijas que todos los caminos son accesibles para ellas. Hemos visto que nuestro modelo ha producido un cambio de rol en nuestras ciudades: hay niñas que fantasean con ser alcaldesas en lugar de princesas.
Además, sabemos que la diversidad posee un valor clave. Se ha demostrado en numerosas ocasiones que los grupos diversos toman mejores decisiones. Esto es especialmente cierto cuando se trata de abordar un desafío tan complejo como gobernar una gran ciudad.
La experiencia de las mujeres en casi todos los aspectos de la vida urbana _transporte, seguridad, cultura, economía_ es notablemente distinta de la de los hombres.
Por ejemplo, pocos alcaldes masculinos han sido víctimas de acoso sexual en espacios públicos, cosa que les ocurre de forma regular a las mujeres que viven en zonas urbanas.
Necesitamos mujeres de distintos entornos culturales, étnicos y religiosos para que aporten su experiencia única a los gobiernos locales y estos conocimientos puedan incluirse y reflejarse en la toma de decisiones.
Finalmente, la presencia de las mujeres en el gobierno local repercute positivamente en la representación política femenina en otros niveles. Resolver el desequilibrio entre mujeres y hombres en los parlamentos y los gobiernos nacionales depende en gran medida de eliminar el cuello de botella a escala local.
Por suerte, la comunidad internacional cada vez valora más la necesidad de garantizar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades para el liderazgo a todos los niveles.
De hecho, este es una de las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 de la Agenda 2030, el conjunto de 17 objetivos globales aprobados por los estados miembros de la ONU que entraron en vigor el año pasado. El ODS 5 representa una gran oportunidad de situar la igualdad de género en el centro del desarrollo.
La necesidad de los datos
Lo que a más de uno le resultará extraño es que actualmente no existen datos globales sobre el número de mujeres que ocupan cargos electos locales. Ciudades y Gobiernos Locales Unidos, la organización que representa a los líderes locales en la escena internacional, calcula que sólo un 20 por ciento de los concejales y un 5 por ciento de los alcaldes de todo el mundo son mujeres. Aun así, este cálculo es simplemente una suposición fundamentada únicamente en la experiencia.
La información es poder. Sólo podemos alcanzar la igualdad si sabemos en qué punto estamos y somos capaces de medir nuestro progreso. Los indicadores globales de representación femenina en los gobiernos locales permitirán identificar y compartir las prácticas recomendadas, así como prestar apoyo a los lugares que se quedan atrás.
Por este motivo, el 14 de marzo las mujeres alcaldes de todo el mundo lanzarán una campaña con ONU-Mujeres que solicitará a la Comisión de Estadística de Naciones Unidas que desarrolle indicadores globales para realizar el seguimiento de la proporción de mujeres que ocupan cargos electos a escala local.
Queremos que la ONU invierta en herramientas de control para situar la igualdad de género en el centro de la agenda de desarrollo. Las alcaldesas están listas para levantarse y alzar la voz (#BeCounted).
Ahora es el turno de la comunidad internacional: que nos cuente y nos ayude a construir un futuro justo y sostenible.
foro. Fein en una disertación