De la mano de la persistente crecida del río Paraná, una gran cantidad de nutrias desembarcó durante los últimos días en la costa rosarina desde La Florida hasta la Fluvial. Allí, trabajadores, socios de los clubes náuticos y simples paseantes se toparon el fin de semana con la imagen de muchos animales muertos y otros nadando cerca de la costa en busca de comida.
La inundación de su hábitat natural, en las islas frente a la ciudad, empujó a estos roedores de alimentación herbívora (incorrectamente llamadas nutrias en esta zona, ya que su nombre correcto es coipos) hacia la costanera de la ciudad, donde desde el verano pasado han aparecido culebras, chanchos, lobitos de río, carpinchos y hasta yacarés, como el que fue encontrado el domingo muy cerca de La Florida.
Ayer por la mañana eran muchas las nutrias muertas que se mezclaban con restos de camalotes y troncos traídos por la correntada en la zona de la Rambla Cataluña y en las playas de la Florida paga, para asombro de los kitesurfers y pescadores que llegaban hasta el lugar.
Un paisaje que se repetía en muchos de los clubes ribereños, como Remeros Alberdi (donde incluso algunas nutrias habitan el túnel que conecta el edificio central con el río) y el club Alemán, donde el fin de semana aparecieron varias muertas y otras tantas nadando cerca de la orilla buscando alimentación.
Organizaciones ambientalistas alertaron sobre la situación y explicaron que muchas veces llegan exhaustas y con hambre al no poder disponer de los recursos naturales habituales, por lo que se convierten en presas fáciles para los perros o para humanos de alma magra.
Inofensivas. "La inundación las hace abandonar su lugar en busca de tierra y salir a buscar comida, y así llegan hasta nuestras costas", explicó la bióloga Vanesa Paccotti, del grupo El Paraná No Se Toca (EPNST), quien agregó que se trata de animales totalmente inofensivos y que lo mejor que se puede hacer es "dejarlas tranquilas".
"No atacan y seguramente están mucho más asustadas que nosotros. Hay que dejarlas e intentar, en la medida de lo posible, que no las ataquen los perros", agregó la especialista, quien pidió ese trato para cualquier animal que por la crecida aparezca en las playas o calles de Rosario.
Otro que levantó la voz de alerta fue el concejal Carlos Cossia, quien contó a través de las redes sociales que atendió un ejemplar de nutria que había sido atacado, y redobló el pedido de no molestarlas y mucho menos dañarlas.
"Son animales que al no tener su lugar natural en condiciones avanzan sobre la ciudad, donde muchas veces las encontramos golpeadas o mordidas por otros animales", dijo Cossia, quien subrayó que "no hay que tocarlas" y que son indefensas, ya que no traen peligro ni enfermedades de ningún tipo.
Según el concejal, en caso de encontrar ejemplares en calles o parques lo mejor es llamar a control urbano o a la GUM, para que intenten cazarlos y devolverlos luego a su hábitat natural.
En realidad, Cossia explicó que la ciudad "no está preparada" ni para contener ni para recibir la llegada de animales salvajes. "No hay rifle sanitario, que sirve para anestesiarlos", dijo a modo de ejemplo.
La ruta del terror. Cossia señaló que otro punto de alta mortandad de fauna autóctona es la ruta a Victoria, una situación que ya había sido denunciada desde EPNST en varias oportunidades, ya que se trata de una zona ambientalmente protegida donde el Estado debe garantizar la supervivencia de los animales, y la seguridad de los automovilistas.
El pasado domingo, incluso, Mirtha Legrand habló del tema en sus populares almuerzos televisados, al referirse a "una ruta llena de animalitos muertos" en relación a la conexión vial con Victoria.
Tanto la Nación a través de Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina como la provincia de Entre Ríos, que tiene jurisdicción sobre el área, deberían al menos alertar sobre la situación excepcional de alta presencia de animales por la creciente.
El concesionario de la traza, Caminos del Río Uruguay, negó el problema en una nota publicada en La Capital el pasado 29 de marzo, al alegar "no contar con información" sobre la problemática, visible a simple vista para cualquiera que cruce a Victoria en auto.
Lo cierto es que con la creciente, los animales buscan los sectores más altos y en esa búsqueda se acercan peligrosamente a la ruta. Una gran cantidad muere atropellada.