"El acoso sexual virtual genera un daño real, con las mismas consecuencias que el abuso y representa un efecto irreparable para la víctima". Quien dialogó con LaCapital es Hernán Navarro, director de Grooming Argentina, una organización no gubernamental dedicada a prevenir el ciberacoso a menores de edad y a concientizar a los padres sobre la necesidad de no dejar a sus hijos solos en el mundo paralelo al que los niños acceden navegando desde computadoras y celulares. La Ong tiene habilitado un whattsapp las 24 horas, para recepcionar denuncias que adviertan un intento de ciberabuso.
El viernes pasado, las autoridades del Ministerio Público de la Acusación (MPA) brindaron detalles de la operación "Angel Guardián", una acción coordinada de fiscales de todo el país por la que se detectó a 90 niñas acosadas por internet, de las cuales 12 de ellas fueron víctimas rosarinas entre 11 y 16 años de edad.
El acosador era un ciudadano peruano que se hacía pasar por un adolescente de 14 años con diversos nombres distintos y varias perfiles falsos de Facebook, desde donde contactaba a las niñas para requerirles fotos sexuales ya sea a través de un engaño o por la extorsión o amenazas.
En total se constataron 1.100 imágenes de contenido explícito y 100 videos. Un delito que para muchos adultos abre las puertas a un mundo desconocido, pero que los niños usan a diario con los peligros que el desamparo conlleva.
Hernán Navarro, es el director de Grooming Argentina, una organización que trabaja junto a entidades públicas, privadas y organismos de cooperación internacional para diseñar e implementar iniciativas que promueven el cumplimiento de los derechos de la niñez en el tratamiento de este delito.
La ONG fue creada por un grupo interdisciplinario de profesionales destinado a tratar este flagelo que consideran en alza. "Estamos ante un delito en la Argentina que crece considerablemente y que desde 2014 Grooming viene a poner en evidencia: la falta de comunicación y diálogo para abordar esta problemática", advierte Navarro.
En la Argentina, según el especialista, se perciben como dos planetas disociados. Por un lado, los chicos nativos de la tecnología y por el otro los inmigrantes adultos.
"Los menores no perciben los peligros a los que están expuestos y, por el otro lado, vemos en papás, mamás, docentes, fuerzas de seguridad, operadores judiciales una gran negligencia y falta de comunicación", destaca el director de la Ong.
El diagnóstico es concreto. No se logró hasta el momento en la Argentina herramientas para que en las familias se sumen el mundo real y virtual en la misma mesa. Para aportar una solución, Grooming Argentina cuyo enlace es http://groomingargentina.org/ dispuso de una línea de celular para mensajes confidenciales por whattsapp ante casos de intentos de extorsión y abuso ( 54 9 11-2481-1722) o mediante un correo en la página web: [email protected].
"Nosotros no hablamos de poder de policía de los adultos, sino de una actividad de supervisión. Monitorear las redes sociales no es sinónimo de invadir la privacidad de los chicos", razona Navarro.
Detrás de una foto de perfil en las redes sociales puede haber un ciberacosador o groomer con técnicas y mecanismos para atrapar menores de edad con diferentes ardides.
El peligro está en las redes, pero también puede ser el paso previo a un contacto personal que termine en un caso de pedofilia. Por eso desde Grooming se insiste con los chicos en aclararles que con quienes dialogan o se interrelacionan no son en muchos casos quienes ellos suponen.
"En internet existen dos tipos de acosadores. Quien quiere satisfacer su costado sexual perverso para sus propios fines. Y luego quienes operan como miembros de las redes de pornografía infantil, delito que va camino a convertirse en el más rentable del mundo", alertó Navarro.
Dentro del planeta virtual existen submundos que disparan a velocidad todas estas imágenes pornográficas que van a parar a la web profunda donde se comercializan.
"Dejar a un chico solo en las redes es como largarlo solo en la calle. No perciben los peligros de ser víctimas de extorsión y potenciales víctimas de otros delitos. Muchos padres se esmeran en cuidar a sus hijos en la realidad, pero desconocen la vida en internet. Y otros se desentienden con el chupete electrónico", razona Navarro.
Para el especialista la nueva modalidad de abuso sexual infantil no distingue en sus efectos nocivos de por vida. "En el aparato psíquico representa el mismo daño que un abuso", subraya.
La política preventiva pasa por cortar al delincuente en el primer eslabón de la cadena. Porque se comienza por las computadoras y en varias situaciones se deriva a las redes de trata de personas. "Son las fase precursora", remarca para insistir: "Hay de denunciar al instante".
La etapa más vulnerable para caer en las redes oscila entre los 12 y 14 años. "No sirve desconectar al hijo de computadores y celulares porque siempre va a tener la chance de volver a internet. No hay medida más efectiva que el control parental con diálogo. Por eso fomentamos nuestro programa familias conectadas que posiciona el rol del adulto en los entornos digitales", sostiene Navarro.
Otro punto sensible son los celuares en manos de los menores de edad.
Pensados por los padres como elemento de seguridad y conexión con sus hijos, los teléfonos móviles representan también un arma de doble filo.
"Estamos al revés. Los chicos no pueden educar a los padres en esto. Si denunciamos el grooming evitamos desenlaces más trágicos. El acoso sexual virtual un daño real, con las mismas consecuencias que el abuso y representa un efecto irreparable", concluyó Navarro.