Juan Carlos Sánchez, el conductor de la línea 123 que sufrió síndrome de aplastamiento y quemaduras en la mitad del cuerpo al explotar la caldera de Laboratorio Apolo, en pasaje Drumond al 2900, evoluciona favorablemente. El paciente fue trasladado al Centro de Quemados y Cirugía Plástica del Sanatorio Británico, donde le practicaron dos injertos de piel y le retiraron el respirador artificial.
La explosión que se produjo en las primeras horas del 27 de junio pasado provocó conmoción en el barrio Tablada.
Una de las calderas salió despedida por efecto de la alta condensación del vapor. La explosión dañó al menos diez casas en Alem al 2900 y sobre el pasaje Drumond a la misma altura.
Los escombros, hierros y el agua hirviendo cayeron sobre el chofer de colectivos, quien dormía junto a su esposa, hijas, hijo y una nieta.
Las múltiples fracturas le produjeron un síndrome de aplastamiento en las vías respiratorias y las quemaduras alcanzaron el 50 por ciento de su cuerpo.
"Charly", como se lo conoce en el barrio, fue internado en terapia intensiva del Británico y recién hace pocos días pudo salir de ese sector.
Según detalló a LaCapital el director del Centro de Quemados, Osvaldo Freddi, fue sometido a dos operaciones de injerto de piel.
Al hombre de 58 años ya pudieron desconectarle el respirador artificial, y se le practicó una traqueotomía.
"Está respondiendo bien, está haciendo kinesiología y se puede comunicar con la familia. Las operaciones fueron en la cara posterior de la pierna izquierda y se le están practicando unos baños especiales que le van cicatrizando la piel dañada", explicó Freddi.
El estallido de la caldera generó enorme polémica sobre el laboratorio, dudas sobre los responsables de la firma y cuestionamientos a los controles municipales que, incluso, motivaron pedidos de informes del Concejo sobre el accionar de la Intendencia.