El 18 de abril de 2001, J. asesinó a otra persona en un barrio de Rosario. Lo detuvieron y fue condenado a 18 años de prisión por el delito de homicidio y portación de arma. A fin del año que viene podía empezar a gozar del régimen de libertad asistida. Su condena vencía el 24 de junio de 2018. Ajustándose a derecho, el Juzgado de Ejecución Penal de esta ciudad lo autorizó a gozar de salidas laborales.
Fue así que J. salió del penal para empezar a trabajar en un taller de la zona sur. A comienzos del mes pasado ya no volvió a la cárcel. Y desde entonces tiene pedido de captura.
El caso de J. es uno de los 46 reclusos que en lo que va del año gozaron de salidas transitorias y jamás regresaron a los penales donde cumplían condena.
Los datos, fríos, no tienen por objetivo estigmatizar a un sector de la población. Todas las salidas transitorias se ajustaron a derecho y fueron otorgadas en cumplimiento de las leyes vigentes. Claro que, como reza el viejo refrán, "hecha la ley hecha la trampa", y de allí que desde el gobierno provincial se haya vuelto a insistir esta semana con un decreto del gobernador Miguel Lifschitz que estipulaba cambios a la hora de determinar las salidas transitorias.
Las fuentes del Servicio Penitenciario consultadas no dudaron en remarcar que "muchos detenidos se portan bien porque saben que con buena conducta pueden llegar a acceder a una salida transitoria; y después, cuando la obtienen, ya no regresan".
De allí que el decreto 4.127/16 tenía por objetivo evitar la salida prematura de condenados que no estén en condiciones de obtener ese beneficio. La idea era limitar las salidas de reincidentes, ofensores sexuales o autores de delitos aberrantes.
Además, a la "conducta" del recluso le sumaba el "concepto". El dato no es menor ya que allí podía ponerse de relieve, por ejemplo, qué tipo de delito había cometido el interno, más allá de que dentro del penal se portara bien.
Reincidentes
El ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, remarcó esta semana (en medio de la polémica generada tras la publicación de la cifra de reclusos que nunca volvieron a la cárcel tras gozar de salidas transitorias), que los violadores "tienen una excelente conducta dentro del penal, pero cuando salen es probable que reincidan".
Entre los 46 que este año no regresaron a la cárcel tras gozar de salidas transitorias se encuentra L. Condenado por el delito de abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de un menor de edad, debía purgar una condena de seis años de prisión que expiraba el 16 de marzo de 2019. Autorizado a hacer uso de la salida transitoria, el 27 de marzo de este año no volvió al penal y está prófugo desde entonces.
No regresan
Actualmente hay 409 reclusos gozando de salidas transitorias en toda la provincia. El hecho de que 46 no hayan vuelto en lo que va del año a los penales llevó a distintos sectores políticos a poner el tema nuevamente en la agenda legislativa. El desafío estará en ver de qué modo se apuesta a la resocialización de quien delinquió y purgó una condena, y en qué condiciones cumplen las mismas.
Sabido es que las cárceles distan mucho de ser lugares en los que alguien pueda tener la chance de encontrar un camino para su reinserción en la sociedad.
Mientras tanto, el viernes por la noche y en el marco de la multitudinaria marcha de fe que cada año puebla las calles de barrio Rucci, el padre Ignacio llamó a recuperar "valores morales" con el objetivo de que los rosarinos puedan volver a vivir con paz y seguridad.
El carismático sacerdote puso el mayor énfasis en la familia y se lamentó porque "se ha perdido el modelo de vida familiar. Ya no existe más la integración de padres e hijos, se han perdido valores que sin dudas hay que recuperar. Sólo ese es el camino para que podamos volver a vivir en paz", les dijo a las 300 mil almas que lo escucharon el viernes en barrio Rucci.
Tal vez por allí esté la clave. Más allá de creencias religiosas y dogmas morales.