El representante legal de Laboratorios Apolo, Damián Escudero, intentó sin mucho éxito ayer contener los reclamos de los vecinos. Apuntó que las instalaciones estaban cerradas desde hacía una semana por tareas de mantenimiento.
El representante legal de Laboratorios Apolo, Damián Escudero, intentó sin mucho éxito ayer contener los reclamos de los vecinos. Apuntó que las instalaciones estaban cerradas desde hacía una semana por tareas de mantenimiento.
El profesional sostuvo que la planta había cambiado "recientemente" de dueños, que habían asumido la tarea de mejorar el lugar.
"La fábrica estuvo tomada por el personal durante algún tiempo y actualmente estaba sin funcionar y se trabajaba en recuperar y poner a punto las instalaciones", sostuvo y estimó que cuando se desató la explosión "debía haber sólo personal de mantenimiento o de vigilancia" .
El emprendimiento está a nombre de una sociedad anónima, Laboratorios Apolo, inscripta en la Afip para desarrollar la actividad de "fabricación de medicamentos de uso humano y productos farmacéuticos" y con actividad en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Río Negro.
La propiedad donde se levanta el edificio de tres plantas del laboratorio figura a nombre de Francisco, Rafael y Antonio Iudica.
En septiembre del año pasado, la Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) autorizó al laboratorio a producir agua destilada, sueros, aminofilina, morfina y gluconato de calcio, entre otras drogas. En abril pasado, el organismo encargado de controlar la elaboración y comercialización de fármacos, le otorgó una extensión del permiso para producir sulfato de efedrina en soluciones inyectables.