"No hay registro oficial de paco en ningún lugar de Santa Fe". La
frase del secretario de Seguridad Comunitaria, Ubaldo Modarelli, encendió el debate sobre esta
droga callejera, barata, altamente tóxica y adictiva que se elabora a partir de los residuos de la
cocaína. Sin antecedentes ni estudios epidemiológicos en la provincia, según la Asociación de
Reducción de Daños de la Argentina la pregunta es: ¿se consume o no esta sustancia en Rosario?
La respuesta surgió esta semana de boca de los propios
ciudadanos en los barrios. "Sí, se consume y desde hace años", dicen en la zona oeste, donde un
fotógrafo de La Capital y de la agencia internacional Reuters registró varias instantáneas sobre el
consumo por parte de niños y adolescentes.
La camarista federal Laura Cosidoy también salió al cruce
de lo que que había dicho Modarelli y contestó al interrogante. "No existe secuestro de paco, pero
paco hay", confirmó la magistrada que desde hace tiempo denuncia el narcotráfico en connivencia con
algunos sectores policiales.
El procedimiento policial realizado el jueves 28 de febrero
no dejó lugar a dudas. Ese día, luego de ocho meses de investigación, se desarticuló una cocina de
pasta base de cocaína en pleno Empalme Graneros. Hacía 15 años que no se producía un hallazgo de
este tipo. Toda una sorpresa para las altas autoridades del Ministerio de Seguridad de la provincia
y los agentes antinarcóticos de las policías santafesina y Federal.
En el operativo cayó el Tuerto Boli, señalado como una de
las tres cabezas que se repartían el negocio de la droga en la zona norte. En el procedimiento
incautaron 10 kilos de cocaína, bidones de precursores químicos para el estiramiento de la droga,
dos armas de fuego, dos autos, 800 mil pesos en efectivo y 5.000 euros.
Desde los 8. Priscila Castañeda integra el Colectivo de Acción Cultural el Oeste
(Caco), un grupo de jóvenes que coordina talleres expresivos y cívicos para chicos y adolescentes
del barrio.
Según advirtió, "hace rato que los chicos consumen pegamento y paco, desde los 8
años". Es más, dijo que la propia hermana del intendente Miguel Lifschitz, coordinadora del Centro
de Salud del barrio toba (Rouillón al 4500) lo había denunciado hace dos años.
"Olga Lifschitz ya lo gritó a los cuatro vientos. Acá no
son pocos los que dicen que pegado al anexo de la Escuela Nº1.318 los chicos conseguían la papelina
a dos pesos. No sé qué más se necesita saber para empezar a actuar", enfatizó Priscila, quien
alertó que faltan centros de rehabilitación gratuitos. "Todos son privados y carísimos",
agregó.
También conocido como pasta base o lata, al paco se lo
consume por vía respiratoria en pipas, generalmente caseras (latas agujereadas o antenas de
televisión), o sobre la marihuana en forma de cigarrillo.
La presidenta honoraria de Arda, Silvia Inchaurraga, indicó
que a falta de estudios epidemiológicos los trabajos en relación al consumo de drogas responden a
los relevamientos realizados por sus operadores.
"Desde hace siete años trabajamos en contextos de pobreza y
en los barrios La Tablada y Toba no sólo hemos encontrado quetamina (anestésico de animales) y
solventes sino también cocaína de baja pureza, lo que nos acerca al paco. En rigor, no hallamos una
realidad tan dura como la de Buenos Aires, donde repartimos snifkits especiales, con pipas y
folletos explicativos de reducción de daños sobre el tema. El tema no es incipiente ni relevante,
pero paco hay", remarcó.
Las cifras están dispersas y salen a la luz en cuentagotas,
pero también se registran en los centros de salud oficiales. Desde el Instituto Médico Legal
sostuvieron que en 2007 hubo al menos tres muertes vinculadas con el paco. Y en ese tono se
expresaron desde el Hospital Cullen de Santa Fe.
El jefe de Toxicología, Juan Carlos Langhi, aseguró que
desde hace seis meses se atienden pacientes por consumo de paco. "Tienen unos 20 años y llegan
pidiendo tratamiento por su adicción", señaló el médico, quien objetó, de este modo, las palabras
de Modarelli.