Priscilla Rios tiene 11 años y desde hace tres integra la Orquesta Unión y Esperanza, de la zona noroeste de la ciudad. Ayer, vestida de negro y con una enorme sonrisa, se paró en puntas de pie frente a los músicos de la Sinfónica Provincial de Rosario y dirigió el cuarto acto de "Carmen". Lorella Albello, de la Orquesta de San Lorenzo, se sumó después en un fragmento de la "Sinfonía de la sorpresa". Ambas se llevaron el elogio y el aplauso de los cientos de chicos como ellas que, ayer, participaron del ciclo de funciones didácticas que hasta fin de mes se desarrollará en el teatro El Círculo.
La actuación de músicos de orquestas infanto-juveniles al frente de los casi cien profesionales de la sinfónica fue el epílogo del concierto "¿Te lo contamos con música?", creado para acercar a los alumnos de 7º grado de primaria y 1er. año de la secundaria a la experiencia de participar de un concierto.
La primera función reunió a unos 850 alumnos de escuelas de Rosario, Acebal y Los Quirquinchos. Para muchos, fue la primera vez en un concierto; para otros también en un teatro. Pero todos llegaron a la sala de Mendoza y Laprida sabiendo de qué iba la cosa. Con sus docentes, se habían preparado para las audiciones con la ayuda de un cuadernillo didáctico editado por la orquesta.
Por eso, la expectativa era grande y el silencio caló profundo ni bien se apagaron las luces del teatro. Nadie se resistió cuando el director de la sinfónica, David del Pino Klinge, les propuso "escuchen y dejen volar la imaginación" para sumergirse en la Rusia de 1812, acosada por el ejército de Napoleón, que narra la obertura 1.812 de Piotr Tchaikovsky.
Las funciones didácticas de la sinfónica tienen varios años de trayectoria. "La intención es mostrar la orquesta, hacerla cercana y que no se piense que es sólo para una "elite", explicó Verónica Saracho, profesora de la sinfónica y coordinadora de los conciertos. La novedad este año es que, además, invitaron a participar a chicos que integran las orquestas sociales, barriales, municipales o privadas para dirigir por unos minutos la orquesta.
En total, unos treinta nóveles directores pasarán por las funciones que se desarrollarán hasta fin de mes para escolares. Además de un concierto abierto al público en general (ver aparte).
Para Del Pino Klinge, la participación de estos pequeños, "es una de las maneras más pedagógicas para despertar el interés de los niños en el mundo sinfónico". No sólo como un intento de despertar vocaciones, sino porque entre ellos está "el futuro público de la orquesta", apuntó.
Y recordó una anécdota "una vez, después de un concierto, se me acercó un hombre con su familia y me dijo: Maestro, ¿no se acuerda de mí?, para contarme después que, de adolescente, había dirigido una orquesta a mi lado. Eso es lo importante, no que los niños sean después músicos, pueden ser abogados, médicos o jardineros; pero tendrán una conexión con la música".
Saracho sumó además que la participación de los pequeños músicos en los conciertos es también una forma de apoyo y reconocimiento al trabajo que hacen las orquestas infanto-juveniles, "porque sin dudas allí está el semillero de los músicos de la ciudad".
Admiración y aplausos. Los chicos agradecidos. Los alumnos de cuarto y quinto grado de la Escuela Itatí de barrio La Cerámica llegaron temprano, se ubicaron en las plateas y se sorprendieron con la potencia de los tambores, suspiraron con la dulzura del arpa y aprendieron que las campanas también pueden tener forma de tubo y sonar casi como la de la escuela.
Con su maestra de música de la jornada extendida, Carolina Hellmann, están aprendiendo a tocar algunos instrumentos, como el charango, la guitarra o el bombo, pero sobre todo "descubriendo que la música es una excelente forma para expresar emociones y sentimientos", destacó la docente.
Tal como mostraron la emoción y la energía Priscilla y Lorella cuando pasaron por el escenario. Al menos por un rato, muchos de los pibes quisieron ser como ellas.