Un inmenso clima de tristeza con muestras de dolor, llanto y desconsuelo se apoderó ayer de Casilda al dar el último adiós a las tres víctimas de esta ciudad que integran la nomina de los 12 fallecidos que dejó como saldo el trágico choque de dos colectivos de la empresa Monticas sobre la ruta nacional Nº 33 entre Pérez y Zavalla.
Cintia Albornoz, quien ayer hubiese cumplido 39 años, Gabriela Márquez (35), y Natalia Angiorama (31) tal vez nunca imaginaron que el destino arrebataría sus vidas cuando aún tenían por delante sueños y planes por cumplir. Viajaban en el mismo coche que salió anteayer a las 10 desde Casilda hacia Rosario sin saber que en el trayecto encontrarían la muerte. Y ese absurdo e inexplicable final inundó de angustia, vacío e impotencia a familiares, amigos, y vecinos que confluyeron en los tres velatorios realizados en la misma casa mortuoria.
"Es tremendo lo que pasó y todos vivimos esta desgracia con mucho dolor y tristeza". Con esa frase uno de los tantos casildenses describió el mismo panorama con que se encontró este cronista no menos impactado y consternado por la situación.
Y más aún al conversar y ver lágrimas en los ojos entristecidos de Jorge Márquez, al expresar su aflicción por la muerte de su hija Gabriela. "Fue un ejemplo y siempre estaré orgulloso de ella", dijo al recordarla con amor tras su lamentable partida "en el mejor momento de su vida".
Es que la joven tras haber logrado con esfuerzo y dedicación recibirse de profesora de inglés hacía un tiempo que trabajaba como docente en varios establecimientos educativos de la ciudad y la zona e incluso el motivo de su frustrado viaje a Rosario era titularizar horas de su labor educadora.
"Lo que hacía era su gran pasión al punto que cuando sólo tenía 6 años decía que quería ser lo que fue, por lo que genera impotencia e indignación que su vida haya terminado de esta forma tan dolorosa cuando estaba pasando por su mejor momento", aseguró Márquez.
A los elogios de su padre se sumaron los de compañeras de trabajo. "Además de ser una buena docente era una dulzura de persona", sintetizó la profesora Alicia Renzi para rescatar algunas cualidades de su colega. Gabriela, quien vivía desde hacía tiempo con una abuela, se sentía feliz de ejercer su vocación y disfrutaba del noviazgo con un joven de San José de la Esquina con quien tenía previsto vivir en pareja.
Si bien solía movilizarse en auto para cumplir con sus obligaciones laborales, el día de la tragedia optó por viajar en ómnibus a Rosario como también hizo Natalia Angiorama, quien corrió la misma suerte y fue una de las últimas víctimas en ser reconocidas. La joven, recibida en administración de empresas, buscaba su futuro laboral como docente y mientras tanto cuidaba una pequeña de 6 años para ganarse la vida. Sus padres Luis y Liliana, con quienes vivía, estaban tan desconsolados como su hermana Marina, quien reside en Rosario.
"Era muy pegota a su familia y la que alegraba el hogar", aseguró un allegado que reprodujo lo que solía decir la progenitora de la chica fallecida a fin de describir el apego y la sensibilidad que tenía por sus seres queridos.
Otro accidente
A Cintia Albornoz también el horror le truncó su vida. Ayer tendría que haber sido una jornada especial para ella y su familia ya que cumplía 39 años. Hace poco tiempo sufrió un accidente de tránsito sobre la ruta 33 en jurisdicción de Casilda donde salvó su vida de milagro. Su esposo, Alberto Tieppo, habló telefónicamente con ella a las 10.26 cuando el colectivo en el que viajaba recién cruzaba Zavalla y después no logró comunicarse más hasta que finalmente se topó con la peor noticia.
El marido la esperaba en Rosario pero como no llegaba ni atendía el celular llamó a un familiar y al enterarme que había ocurrido un accidente comenzó a buscarla hasta sumirse en el corolario de reconocer su cuerpo en el Instituto Médico Legal de Rosario. "Era una madraza, muy laburante y emprendedora", destacó Tieppo sobre la mujer con la que estuvo casado 16 años y fruto del amor tuvieron dos hijos: Ramiro, de 13 años, y Bianca de 11.
Se enamoraron en Rosario, de donde era oriunda, cuando ella trabajaba como moza en un local comercial de la UAI cuya conserjería estaba en manos de él. Más tarde se casaron y radicaron en Casilda.
"Beto", como lo apodan a Alberto en Casilda, es conocido en la ciudad por la actividad comercial vinculada a la gastronomía y compartida con Cintia cuya última labor estaba fundamentalmente focalizada en atender la sede del Bar Boca en el barrio Nueva Roma. "Era muy querida por ser simpática y buena gente", coincidieron en señalar vecinos que la conocían.
"Seguramente no será fácil sobrellevar esta situación pero hay que ser fuerte fundamentalmente por los chicos", admitió Beto que en la última comunicación que mantuvo con su esposo además de indicarle que el colectivo en el que viajaba estaba saliendo de Zavalla y que llegaría a Rosario poco después de las 11 le contó con satisfacción que "le habían dado bien los resultados de los análisis, ya que estaba haciendo una dieta para bajar de peso porque había aumentado unos kilos después del accidente que tuvo en Casilda", contó.
Reventón
La hipótesis que apunta al reventón de un neumático como causa del siniestro fue abonada por una pareja que circulaba con su vehículo detrás de una de las unidades de la tragedia y aseguró que no solo escuchó el estampido sino que observaron el momento de lo ocurrido.
"Veníamos desde Rosario a Casilda y al colectivo que iba adelante de nosotros se le explotó una goma y entonces pierde el control y va en diagonal hacia la banquina de enfrente y se encuentra con el otro colectivo que venía por su carril", relataron Mariel y Alejandro.
En esa misma línea puntualizaron que "se vio como explotaba (el neumático) del frente de la izquierda. Fue todo en un segundo pero a los dos nos pareció lo mismo". Ambos además contaron que luego del accidente su primera reacción fue socorrer víctimas hasta la llegada de los bomberos y ambulancias.