El rito se repite, religiosamente, como una celebración con mística propia. Desde ayer, la 7ª convención de historietas Crack Bang Boom se desarrolla en el Centro de Expresiones Contemporáneas y de esta manera el fantástico universo del género del comic se apoderó de la costa central de la ciudad. Debido a su crecimiento, su cantidad de fanáticos y la calidad de los exponentes e invitados, esta muestra ya se elevó de condición y se transformó en uno de los eventos culturales más importantes del país, con éxito asegurado de convocatoria.
En esta edición, que estará abierta hasta el domingo, los organizadores apuntaron al terror como tópico principal, en homenaje a Horacio Lalia, y a su personaje Nekrodamus. "Una vez alguien me dijo que esto era como una misa comiquera, y me gustó mucho la idea. Representa todo lo que genera este evento", señaló Eduardo Risso, uno de los responsables del evento.
Esta temporada habrá un acento internacional con las participaciones de Gail Simone, Goran Parlov, Goran Sudzuka, Gianni Dalfiume y Olivier Jalabert, entre muchos destacados expositores. Hay sectores destinados para muestras, charlas, proyecciones, clínicas, talleres, radio en vivo y presentaciones de libros. También se armó un callejón de artistas.
Y teniendo en cuenta la variedad de las propuestas, la exhibición abarca el CEC, el Galpón de la Música y el Galpón 13. Cada vez se utiliza más espacio para este cautivante encuentro entre interesados de distintas generaciones. Especialistas, fans, artistas, dibujantes, guionistas, escultores, consagrados, debutantes, todos convocados por el seductor foco de atracción que representan las historietas, sus personajes y sus autores.
En este marco, los disfraces y el tradicional desfile se convirtieron en rasgos expresivos distintivos de esta práctica.
En la exposición, el público en general puede acceder a productos relacionados a libros, historietas, editoriales, distribuidoras, caricaturas, croquis, y juegos. También hay remeras, buzos, gorros, máscaras, armas, espadas, escudos, plumas, pósters, anotadores, llaveros, cuadernillos, todo vinculado al amplio y fascinante abanico del comic.
Con trajes. Nicolás (25 años) y Melina (27) fueron de los primeros en arribar a la muestra vestidos con trajes de Deadpool, un personaje de Marvel. Son rosarinos, se conocieron en un taller de dibujo y son novios hace 5 años. Comparten la pasión por las historietas. Al entrar en el galpón del CEC, muchos les pedían que posen para sacarse fotos con ellos, que gustosamente se prestaron.
"Nos animamos a los disfraces porque nos gusta mucho. Nos enganchamos con la propuesta de la muestra", dijo Nicolás, quien confió que cuando se ponen los trajes "es como que sos otra persona, sos el personaje, y eso es un juego fantástico".
Unos metros más adelante estaba Noelia, una estudiante rosarina de diseño gráfico, de 23 años, que se arropó como la princesa Anastasia. "Ya es el tercer año que vengo disfrazada y me parece genial. Me divierto mucho. La muestra está cada vez mejor, el nivel es muy bueno, y esto el fin de semana será un mundo de gente", aseguro convencida la joven.
Estos son sólo algunos de la gran cantidad de personajes que pasearán con su desenfado por los galpones de la costa central. Hoy, desde las 14, y mañana y domingo desde las 13, la muestra estará abierta para disfrutar del mágico mundo de las historietas y de los fantásticos hábitos que impone esta misa comiquera.