El kirchnerismo juega peligrosamente con gestos autoritarios. En el gobierno están convencidos que la crisis económica de hace 3 semanas, cristalizada con la cotización del dólar ilegal a 13 pesos, el aumento postdevaluación de todos los precios y el cimbronazo de reconocer la mentira del viejo INDEC mostrando un aumento del índice cuatro veces mayor al defendido por 7 años, ya es cosa de la historia. Y por eso se ha lanzado a "recuperar la iniciativa" del modo que más le gusta: con la épica de la revolución que anatematiza a todos los que piensan distinto como "destituyentes o vendepatrias" o las dos cosas a la vez.
Es inadmisible que el gobierno en pleno, especialmente la Presidenta, no hayan condenado a Luis D'Elia, no se haya solidarizado con los muertos venezolanos ni haya ordenado aparatar a los funcionarios que escrachan públicamente a los que ellos consideran desestabilizadores.
En el caso del piquetero de la Federación tierra y vivienda quizá haya un exceso de sobrestimación por lo que dice en los medios de comunicación. Por lo primero, adhiere a un sector del gobierno que durante años lo respaldó explícita o implícitamente cuando hacía gala de sus bravuconadas callejeras, trompeaba a un dirigente del campo o tomaba una comisaría ante una detención, es cierto ilegal, creyendo que su patota era más importante que el código penal. También es verdad que es el mismo dirigente que se cansó de ser embajador de oficio ante la república islámica de Irán comandada entonces por un negador del Holocausto y favorecedor de lapidaciones a mujeres y homosexuales. Nunca el gobierno se despegó de estas acciones. Por eso luce extraño que, salvo honrosas excepciones, nadie vea desde el kirchnerismo como atroz que D´Elía pueda pedir fusilamiento para Leopoldo López en Venezuela en pleno estado de derecho. Otra vez vuelven a destacarse en su honradez intelectual el "carta abierta" Ricardo Forster y el ministro de interior Florencio Randazzo (el único que se atrevió a hablar del tema) considerando enseguida como primitivos los dichos del piquetero. Por lo demás, deberíamos los periodistas dejar de atender tanto a lo que dice un hombre como este defensor de los fusilamientos.
Vinculado con el tema es pasmoso ver cómo el oficialismo mira para otro lado ante la muerte de venezolanos en los últimos días. A la hora de escribir esta crónica no son menos de 5 asesinados. Está muy bien que la presidente respalde la base democrática de la elección de Nicolás Maduro y solicite respetar los canales de recambio institucional que prevé el sistema jurídico. ¿Pero no ameritaba una palabra de solidaridad con los muertos? ¿Hay muertos que la doctora Kirchner reputa menos graves? Usar semejante parámetro es hacer lo mismo que cuando se designó a César Milani al frente del ejército. Hebe de Bonafini lo consideró un amigo y ser madre de Plaza de Mayo alcanzó y bastó para ese obcecado nombramiento. Otra madre, la tan meritoria y respetable Nora de Cortiñas, dijo que sentía asco y ni se la tuvo en cuenta.
Por fin, la manía del escrache en "defensa del modelo nacional" tuvo por estos días capítulos estrambóticos. Ya fue penoso que se llenaran las calles de carteles con los rostros de los dueños de supermercados o comercios que aumentaban precios (en muchos casos, con inexplicable corte especulativo). La gestión de Cristina, es verdad, aplicó una receta económica propia de los 90: devaluó, chupó pesos del mercado, aumentó las tasas y secó y enfrió la economía. Todo lo que en promesas no se iba a hacer. Muchos, también es pura realidad, aprovecharon para sacudir sus precios al límite de generar tensiones innecesarias. Pero de ahí a admitir que hay que publicar fotos de rostros en las calles hay un paso inmenso. El que separa a la democracia del autoritarismo. ¿Qué pretenden los afiches? ¿Qué la gente vea a los supermercadistas por la calle y los trompee? El estado de derecho da herramientas para sancionar a los especuladores: la justicia. No los palos.
Cartel francés merece Rodolfo Tailhade, director de la Inspección general de Personas jurídicas, quien decidió por facebook y sus redes sociales "escrachar" a comerciantes que, según él, especulan con los precios y "son el nombre del saqueo de estos días en la Argentina" (sic) como antes había hecho "Unidos y Organizados". Vale la pena recordar algunas cosas: Tailhade es funcionario público que depende del Ministerio de justicia y derechos humanos. Se ve que para el gobierno es un derecho humano el escrache porque el hombre sigue en su cargo. Pesa sobre él controlar a las mismas empresas que "denuncia" a la hora de la legalidad como personas jurídicas. ¿Alguien cree en su imparcialidad en esa tarea? Por fin, y aún evitando hacer hincapié en que el mismo funcionario vio cerrada hace un tiempo una de sus empresas por ser considerada por la AFIP como probable espacio de evasión fiscal (¡cómo pesan los antecedentes a la hora de las designaciones!), nadie de la administración K creyó que merecía reprender, apartar o exonerar a un hombre de derecho cree que puede usar su facebook para ahorrar camino entre la ley y la aplicación en la justicia.
La violencia en la palabra dicha o escrita es el último escalón para llegar a las vías de hecho. Luis D´Elía, Unidos y organizados o Rodolfo Tailhade lo saben. Debería hacerlo propio el gobierno nacional y repudiar con firmeza y en los hechos semejantes gestos autoritarios para no quedar asimilados tácitamente. Podemos discutir si la crisis económica ya fue o persiste. No podemos darnos el lujo de insistir con una épica violenta ejercida como si se estuviera en la Sierra Maestra (la máxima altura que conocen muchos de ellos es el piso 15 de los edificios de Puerto Madero) porque la Argentina no está en revolución y la violencia, siempre y en cualquiera lado, es repudiable.
Docentes. El capítulo de la discusión paritaria docente es, otra vez, la muestra mayor de la hipocresía política argentina. En la Nación se debate si un maestro debe cobrar 4.500 pesos. En Santa Fe, un enseñante inicial llegaría a los 6.500, propuesto como si ganasen así el Quini revancha. ¿Eso creen nuestros dirigentes que vale un maestro? Y que no vengan con el marco del país, la historia o el resto de las actividades. Los que se llenan la boca en las campañas diciendo que privilegian la educación ¿proponen, desde el peronismo, el socialismo o el radicalismo, que los actores de ese "privilegio" enseñen, den de comer, contengan, despiojen, acompañen a nuestros hijos por esa retribución? Están a un paso de insistir con esa injuria de que un maestro trabaja apenas 4 horas y tiene 3 meses de vacaciones.
En el mismo país en donde se gastan 134 mil millones de pesos por año para subsidiar la luz y el transporte sólo en Capital y gran Buenos Aires (con el 35 por ciento de esos recursos se podría dar un aumento de 3.000 pesos a cada uno del millón de docentes y abrir por un año de discusión seria para financiar un salario digno), los autores del milagro de que un niño pueda escribir y leer deben soportar que se les exija actitudes heroicas como no hacer huelga ni ante la injusticia más palmaria. Héroes en sus obligaciones. Esclavos en su trato. Raro modo de ser progresistas.