Una joven africana, sin abandonar una sonrisa, dio una dura lección a una mujer racista en un cafe australiano.
Una joven africana, sin abandonar una sonrisa, dio una dura lección a una mujer racista en un cafe australiano.
Los hechos se desencadenaron hace una semana, cuando Josie Ajak, una inmigrante sudanesa que trabaja en el café Gloria Jeans, de Cairns, extremo norte de Queensland, fue sorprendida por el pedido de una cliente de mediana edad que llegó al negocio en silla de ruedas. La joven encargada del bar se aprestaba a atender a la mujer cuando éste le dijo: "Tráigame una mujer blanca para que me atienda. Usted no merece mi tiempo ni mi dinero".
Ajak, estudiante de administración de empresas de la James Cook University y encargada de un turno del café, sin embargo, reaccionó con naturalidad: le dijo que no había problema y que esperara a un costado. Luego, sin perder la sonrisa, le informó a sus compañeras de trabajo que la mujer no sería atendida por racista y continuó recibiendo los pedidos del resto de clientes.
La mujer hacía comentarios despectivos mientras los demás clientes eran atendidos, y tras cinco minutos de ser ignorada por el resto del personal decidió marcharse haciendo una seña insultante. "Me observó molesta, con una mirada malvada", recordó Ajak, quien llegó a Australia en 2004 como refugiada de Sudán del Sur cuando tenía 8 años.
Su compañera de trabajo Jade Arevalo se solidarizó con ella y publicó un mensaje en Facebook: "Josie es una de las personas más buenas y amigables que uno podría conocer. No mereció ser excluida de esa manera". Además, le dirigió un mensaje a la cliente protagonista del hecho: "La próxima vez que vengas al local y quieras una bebida, dale un abrazo a Josie y saluda. Tienes suerte de que ella no defecó en tu torta como hizo esa mujer en «The help» (una película con una escena como la descrita)". Su comentario fue compartido más de mil veces y generó una cadena de apoyo para la afectada.
El local comenzó a recibir decenas de llamadas, desde clientes habituales a australianos de otras ciudades, para saludar a las trabajadoras, mostrar su apoyo y felicitarlas por su reacción.
Además, comenzaron a usar camisetas con un lema en rechazo a la discriminación, con el lema "Sin tiempo para el racismo".
Por su parte, Josie agradeció por Facebook el inmenso apoyo recibido, "de amigos y extraños", y destacó que "sin importar de que color, género, edad, tamaño o forma, todos merecemos amor y debemos ser tratados d esa manera".