Tres días después del devastador terremoto que sacudió el centro de Italia, el país se despidió ayer de las víctimas con un multitudinario funeral de Estado en Ascoli Piceno al que asistieron el presidente, Sergio Mattarella, y el primer ministro, Matteo Renzi, entre otras autoridades.
Cientos de personas asistieron a la ceremonia en el "palazetto dello Sport", el polideportivo de la localidad, frente a 35 ataúdes adornados con flores en los que reposan los cuerpos de muchas de las víctimas de la localidad de Arquata del Tronto.
Entre las víctimas honradas está Giulia, quien tenía 9 años y era la hermana de Giorgia, la niña de cuatro años que consiguió sobrevivir tras pasar 16 horas entre los escombros y conmovió a Italia. Y el más pequeño de los ataúdes correspondía a Marisol, una pequeña de tan sólo 20 meses que tendrá un segundo funeral cuando su madre pueda salir del hospital.
Durante la ceremonia se leyeron los nombres de los fallecidos y al final los ataúdes fueron rociados con agua bendecida e incienso.
Mattarella, quien previamente visitó las devastadas localidades de Amatrice y Accumoli, abrazó a los familiares de los fallecidos, entre ellos un adolescente que rompió a llorar al recibir el consuelo del presidente. También se mostró muy conmovido Renzi, que habló con muchos de los allegados. La presidenta de la Cámara de Diputados, Laura Boldrini, consoló también a los presentes.
"No teman por expresar su dolor, pero tampoco pierdan el valor", pidió durante la ceremonia el obispo Giovanni D'Ercole. "Sólo juntos seremos capaces de reconstruir nuestras casas e iglesias", añadió.
"Nuestros campanarios, que marcaban el ritmo del día y de las estaciones, se han derrumbado. Pero hay algo que nos dice que nuestras campanas volverán a sonar", afirmó D'Ercole.
El obispo contó también como, angustiado, preguntó a Dios: "¿Y ahora, qué podemos hacer?". "La respuesta que podemos dar es silencio, abrazo y, para mí, oración", apuntó. Según D'Ercole, el crucifijo que presidió la ceremonia fue recuperado de una de las poblaciones afectadas por el sismo del miércoles.
El funeral se celebró bajo fuertes medidas de seguridad.
El sismo de magnitud 6,2 dejó por el momento 291 fallecidos y 388 heridos, según precisó anoche Protección Civil. Los rescatistas ya no buscan sobrevivientes.
Las localidades más afectadas fueron Amatrice, con 230 muertos, Arquata del Tronto, con 50 y Accumoli, con 11.
En esta última ciudad se celebró también una misa por las víctimas del sismo. Allí, el párroco consiguió desenterrar ayer con ayuda de los bomberos una estatua de una virgen muy venerada en la zona. El cura la llevará al campamento provisional en el que se albergan los sobrevivientes.
Ayer fue día de luto impuesto por el gobierno para toda la península, las banderas ondearon a media asta. Además, en un gesto de respeto, el ente público RAI suspendió todos los anuncios en sus canales de radio y televisión.
La tragedia ha desatado una ola de solidaridad en Italia y hasta el momento se han recaudado más de 6,1 millones de euros (6,8 millones de dólares) a través del envío de SMS solidarios. También podría llegar ayuda desde el fondo para desastres naturales de la Unión Europea (UE), ya que Protección Civil pedirá asistencia financiera al bloque en las próximas semanas, una vez se haya coordinado con las regiones afectadas.
Tras el terremoto del miércoles se produjeron más de 1.300 réplicas.
Además de los fallecidos y heridos, cerca de 2.500 pobladores quedaron sin hogar como consecuencia del sismo. El alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, anunció el viernes que se construirán casas de madera junto a los edificios destruidos para que los vecinos no tengan que abandonar sus poblaciones, principalmente los jóvenes. "Si ellos se van, los pueblos desaparecerán por completo", aseguró.
El gobierno central también prometió reabrir las escuelas tan pronto como sea posible para dar "una señal" de que la vida continuará.
También prometió que las localidades destruidas serán reconstruidas "como eran". "La reconstrucción de las localidades afectadas deberá ser como eran, desde luego más seguras, pero manteniendo intactas la tradición y las raíces", declaró el subsecretario de la presidencia del Consejo de Ministros, Claudio De Vincenti.
En tanto, el fiscal Giuseppe Saieva está investigando si la tragedia pudo agravarse debido a un incumplimiento de la normativa de seguridad, en medio de la indignación que ha producido el derrumbe de la escuela de Amatrice, que había sido renovada recientemente.
Según el diario La Repubblica, el fiscal sospecha que hubo irregularidades, aunque no han sido identificados sospechosos. "Lo que sucedió no puede considerarse solo una fatalidad", pues parece que algunas de casas destruidas fueron construidas "con más arena que cemento", aseguró.