El 15 de agosto en mi departamento, tras un almuerzo con mi mamá, escuche aplausos, pero de esos llenos de dolor y tristeza. Nos asomamos al balcón y justo debajo pasaba una marcha pidiendo lo que muchos quieren y nadie da: Justicia, justicia por Fabricio Zulatto, el chico de 21 años que hace unos días murió por disparos en manos de delincuentes, contratados justamente para eso, por alguien que hoy sigue caminando las calles con la mayor impunidad. Mi madre enseguida se dispuso a bajar y me dijo: “Vamos a sumarnos”. Yo estaba cansada y la miré con cara desganada a lo cual ella volteó y rememoró: “¿Vos te acordás lo que pasó con Ramiro?”. En ese momento me sentí mal, sentí que tenía que involucrarme y participar porque hoy es un ajeno, pero mañana puede ser alguien cercano. Recordé el incidente que, con 15 años recién cumplidos, tuve que vivir por lo ocurrido a una persona que quería demasiado en ese momento. Ramiro Mateo, un chico de mi club Regatas Rosario, fue baleado en la cabeza en diciembre de 2007 por igual gente, seres impunes que hacen y deshacen a su merced sin pensar en nada ni en nadie. En mi caso, gracias a Dios y a la fuerza de todos los que nos acompañaron, hoy Rama está feliz y disfruta de su vida tras una recuperación exitosa, pero en la que todos los que lo queríamos sufrimos mucho. En cada marcha que hicimos para pedir justicia por Ramiro, en ese entonces mi padre me remarcó muchas ocasiones: “¿Cuántas marchas hay por día de chicos así, a las que miramos por TV y cambiamos de canal, hacemos la vista gorda y no nos involucramos?”. Por eso que desde mi casa y hasta el Monumento caminé reclamando lo que yo tampoco tuve en aquel tiempo, la justicia de ver presa a gente que lastimó a quienes quería y que arruina familias sin tener consecuencias. Como estudiante de abogacía, y desde mis primeros años, mis ideales se basaban en querer hacer la diferencia, pero a medida que transcurrió mi carrera me fui desilusionando de lo poco que uno puede hacer, que todo lo manejan los de arriba y que con un poco de plata todo queda en el olvido, todo se encajona y sólo queda el triste recuerdo de los familiares pidiendo justicia, que también se diluye con el tiempo. Me tocó de cerca esta situación y me ayudó para darme cuenta de que si todos nos involucramos podemos hacer una diferencia, siempre todos es mejor que algunos y no siempre le toca al otro, alguna vez también podemos ser nosotros. A la familia, mis condolencias y que sepan que alguien que no conocen también reclama ¡Justicia por Fabri!
Victoria Martínez Pintado
El día que el fútbol ganó
El mejor jugador del mundo volvió, una vez más, a demostrar que ama al país y casi con vergüenza y pidiendo permiso decidió que va a volver a ser parte de nuestra selección, esa a la que le dio todo lo que pudo y de la que parece recibir muy poco a cambio. A más de un crítico se le debe haber llenado la cabeza de preguntas cuando el mejor jugador del mundo decidió que no iba a volver a jugar en la selección por sentir que no era demasiado bueno para ser parte de ella; pero tranquilos, ya está de vuelta para ver si de una vez por todas puede ganar algo el mejor jugador del mundo. De un rosarino a otro, perdónalos Pulga, no saben lo que dicen.
Jeremías Parry
DNI: 36.009.692
La premura que paraliza
Las urgencias en el trabajo con usuarios de drogas de parte de las familias son el principal obstáculo que sortear, pues en ellas se manifiestan todas las dificultades no resueltas durante años. Al quedar expuestas ante un equipo interdisciplinario que está definiendo un diagnóstico adecuado y proyectando una estrategia terapéutica a seguir, sólo generan confusión y ansiedad en la familia y el asistido. Nada positivo producen y en ocasiones resultan ser el justificativo ideal para abandonar un proceso de recuperación. Allí el equipo tiene que tomar las riendas de la situación desde un lugar de responsabilidad y autoridad, marcando los límites y generando a partir de allí la confianza necesaria para desarrollar la idea de tratamiento de manera saludable y armoniosa. Las urgencias con las que llegan las familias son el reflejo de los fracasos acumulados, los miedos y los ultrajes íntimos que van apareciendo con la dependencia y el abandono. La posibilidad de cambiar un sombrío estilo de vida de años de construcción, requiere de una decisión primordial del individuo, del apoyo adecuado de los vínculos que lo rodean y un abordaje terapéutico preciso que contemple todas las posibilidades existentes. Desde allí, dejando de lado las urgencias (que sólo son resabios de una existencia monótona y oscura) proyectar con coherencia y perspectivas reales una estrategia que nos lleve a un lugar donde la vida sea placentera ser vivida.
Osvaldo S. Marrochi
Titular Fundación Esperanza de Vida
Otro oro en los Juegos Olímpicos
El lunes último en La Capital se publicó una nota relacionada con la medalla de oro obtenida por la regatista Cecilia Carranza Saroli en las Olimpíadas que actualmente tienen su sede en Brasil. Comparto en un todo la valoración que se hace de la atleta, en sus aspectos personales, deportivos y sus logros, y como rosarino y ex paralímpico me identifico con sus valores, perseverancia, superación y esfuerzo para obtener la tan preciada medalla. Pero hay algo en que me permito disentir con el artículo, y es cuando se afirma que se trata de “la única mujer medalla de oro olímpica de Rosario” o cuando enumera a los atletas locales ganadores de medallas (señalando todos varones) y dice “una mujer, nunca”. Pues no es así. La primera mujer de Rosario en obtener una medalla de oro fue Susana Olarte, hace ya 52 años, en las paralimpíadas de Tokio 1964. Y la misma atleta, en la posterior de Tel Aviv (Israel) 1968, obtuvo no una, sino tres medallas de oro que agregó a su extensa carrera deportiva. En estos tiempos de inclusión, la sociedad ya no diferencia entre atletas convencionales y deportistas discapacitados, sus logros son los mismos, representativos de nuestro país, y con mayor razón, orgullo de Rosario. Por ello, cuando se expresa “vale la pena darse una vuelta en la historia deportiva de esta ciudad para valorar el dato”, quizás quien hizo la nota debiera recorrer el “Paseo de los Olímpicos”, de avenida Pellegrini al río, donde placas conmemorativas recuerdan atletas, lugares y fechas por cada participante, con mujeres paralímpicas medallas de oro.
Carlos Alberto Carranza
DNI: 6.056.297
Opinólogos
full time
¿De qué trabajan todos estos opinólogos que se pasean por todos los canales de televisión cuestionando el tarifazo y otras yerbas, periodistas, abogados, ex secretarios de energía, kirchneristas que hicieron la fiesta y la pagamos nosotros?, ¿a dónde quieren llegar? la argumentación es por demás relativa y reiterativa. No hay mucho misterio para develar, es más simple de lo que nos cuestionamos los neófitos, por lo menos así me veo yo mismo. Dentro de mi ignorancia en el tema y, a mi modesto entender, creo que el gobierno se equivocó desperdiciando un capital político, desde el vamos con una suba desmesurada, tendría que haberlo hecho en una forma gradual .Ahora la Corte decidió, ¿superposición de poderes? Me parece que esto debió resolverse políticamente. La confusión que nos generan estos personajes no nos permite ver qué pagar una factura de 150 pesos a 700 pesos será significativa, pero no quiebra a nadie, sobre todo teniendo en cuenta que reconocemos tal desfase; eso sí, la gente compra celulares de 20 mil pesos, se ufana de tomar vinos de tres cuartos de 200 pesos, sale a cenar y gasta 500 pesos per cápita en Las Cañitas o 300 pesos en el boliche del barrio, tiene automóviles cero kilómetro, se compra 30 atados de cigarrillos de 35 pesos o sea 1.000 pesos por mes y así un montón gastos superfluos que no están dispuestos a resignar. Reflexiono: ¿alguien pensó en la gente de interior del país que le sustenta todo esto a nosotros llenos de comodidades, a costa de su sacrificio para vivir cada día peor? Allí todas son privaciones y una garrafa la pagan 200 pesos más los favores a los punteros de turno, los combustibles lo pagan un 20 por ciento más, los alimentos igual, y la ropa un ítem olvidado. Unos la padecen y otros opinan, ¿quién trabaja al final? Lo más desopilante que el mentor de este despelote interpele al ministro Juan Joasé Aranguren.
DNI: 8.634.022
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El dólar no te
va a salvar
Me pregunto, ¿a dónde hemos llegado la clase media argentina,especialmente los mayores de 50 años? Es una cosa de no creer que sean tan crédulos y piensen que el dólar va a subir y entonces vuelcan sus ahorros comprando dólares y ahí esta la cuestión, pues a diferencia de otras épocas, especialmente a la del rodrigazo, sería muy bueno que los padres y los abuelos expliquen a sus seres queridos más jóvenes, quién fue el ministro Rodríguez. Colaboro: lo que pasó en los años 70, simplemente te acostaste rico y te levantaste pobre. Y hoy parece que la clase media cree que se volverá a repetir esta funesta experiencia. Salen a comprar dólares esperando que el mismo suba vertiginosamente. Pero seamos más inteligentes y en lugar de comprar dólares, hagamos inversiones en otras cosas, como por ejemplo comprar si se puede casas, acciones, terrenos, campos, cocheras, etcétera. También comprar autos 0 km. De manera que se trata de ser zonzos y pensar que pasará lo mismo que en los 70. No creo que pase lo mismo, porque ahora está todo muy controlado por el Banco Central. Pero lo mismo es recomendable acá encarar estos asuntos con la debida prudencia y esperar que el gobierno, a fin de año, encare de manera más clara esta situación. No podemos seguir peleados con el mundo, simplemente si recurren a los noticieros extranjeros de estaciones de TV verán cómo ha progresado el mundo mientras nosotros seguimos discutiendo temas completamente superados por otros países, que no son del Primer Mundo, son de Latinoamérica. Esperemos que esto suceda en la Argentina, ya no sólo por la clase media, sino por los 45 millones de argentinos.
Armando Torres Arrabal
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DNI: 6.047.844
Sigo pidiendo la repavimentación
Como ya manifesté en enero pasado en una carta de los lectores, sé que hay cientos de calles en mal estado en Rosario, pero sumo al reclamo dos más: Laprida y Maipú, entre Pellegrini y 27 de Febrero. Esas calles están en pésimo estado y afectan a muchos. Vi en esas arterias muchos encontronazos y choques, y escuché quejas e insultos de conductores de autos con los que comparto la odisea de circular diariamente por esas calles, que cierto es que muchas veces fueron arregladas pero con “parches”, y nunca repavimentadas. A ocho meses, vuelvo a pedir al municipio que haga algo, y pronto, antes que ocurra un accidente fatal.
DNI: 12.520.616