Dos pastores evangélicos encontrados muertos y maniatados en un puente cercano a la localidad jujeña de Fraile Pintado fueron asesinados de un tiro en la cabeza cada uno y los investigadores creen que se trató de una ejecución. Hasta anoche no había pistas concretas sobre el doble crimen, aunque se apuntaba a un sospechoso que fue visto salir con ambas víctimas previo a sus desapariciones denunciadas el martes de la semana pasada.
Orlando Patuto, de 48 años, y Manases Espíndola, de 21, fueron asesinados con un arma de fuego de acuerdo a la autopsia que se practicó a los cuerpos por orden del fiscal José Alfredo Blanco.
El caso está caratulado como homicidio agravado por el uso de arma de fuego, según confirmaron fuentes judiciales que agregaron que los disparos fueron efectuados a corta distancia, como si hubiesen sido ejecutados.
Personal de la Brigada de Investigaciones de Libertador General San Martín elaboró el identikit de un sospechoso, un hombre que tendría entre 36 y 40 años, aproximadamente 1,65 metro de altura, morocho, de contextura física robusta, cabello oscuro y corto, nariz chata y ojos semiachinados. De acuerdo a las referencias aportadas por testigos, este hombre además tenía barba y bigote y una gorra oscura.
Para los investigadores sigue siendo un misterio el móvil de los crímenes de ambos pastores, quienes fueron encontrados maniatados las 18 del viernes, a pocos kilómetros de la localidad jujeña de Fraile Pintado, a unos 100 kilómetros de la capital provincial.
Los religiosos estaban en Jujuy junto a otras seis personas que se acercaron a la Iglesia Evangélica Escalera al Cielo para realizar actividades misioneras en la zona. Las investigaciones se realizan bajo secreto de sumario, debido a que la policía está en busca de pistas que ayuden a localizar al homicida.
Un tal "Juan"
Antes de que se produjeran las desapariciones de Patuto y Espíndola, los miembros de la congregación recordaron que se presentó un tal "Juan", según denunció el pastor de esa iglesia Jorge Vega. De acuerdo a la denuncia, los sacerdotes fueron llevados por ese hombre hasta la localidad de San Pedro, a 30 kilómetros del lugar, con la excusa de que tenía un hermano con problemas personales que necesitaba ayuda.
Según testigos, el sospechoso dijo pertenecer a una cooperativa de desmalezamiento del ingenio Ledesma y se trasladaba en un auto Chevrolet Aveo gris, con un alero en la parte posterior y vidrios polarizados.