¿Cómo es posible? Esa es la pregunta que todos se hacen en el Reino Unido tras conocerse la trágica historia de una nena de seis años que fue asesinada por su padre, quien recuperó la tenencia de la misma por orden de una jueza pese a que estaba en custodia de sus abuelos por acusaciones de violencia doméstica.
Ellie Butler volvió a vivir con sus padres por una orden de una jueza. Y menos de un año después, el padre de la menor, Ben Butler, fue condenado a un mínimo de 23 años de prisión por matarla a golpes.
La niña había sido separada de sus padres por primera ve cuando tenía sólo seis semanas tras una denuncia por violencia doméstica. Su padre fue acusado de causarle una lesión cerebral por sacudirla violentamente, y debió cumplir 18 meses de prisión.
No era la primera vez que Butler enfrentaba la justicia. Había estado en la cárcel durante tres años por robo y por un ataque brutal contra una exnovia.
A pesar de su pasado violento y de la nueva sentencia por Ellie, Ben Butler, inició una batalla legal para revocar la condena con el apoyo de su mujer, Jennie Gray.
Un tribunal de apelaciones reexaminó el caso y ordenó un nuevo juicio, señalando que el jurado no había considerado la posibilidad de que los síntomas de Ellie se hubieran debido a otras causas.
La jueza a cargo del nuevo proceso fue Justice Hogg, una magistrada de vasta experiencia.
A pesar de que los servicios sociales solicitaron en forma insistente que la niña no fuera regresada a sus padres, Hogg decidió lo contrario.
"Las convicciones pasadas de Butler incluyen ataques a adultos y no a menores", dijo la magistrada.
Hogg solicitó la opinión de expertos en pediatría. En total, a lo largo de los diversos procesos, más de 20 médicos ofrecieron su testimonio.
La historia médica de Ellie mostró que la niña padecía de un quiste y otros defectos en su laringe, además de severo reflujo, condiciones que podrían haber causado los síntomas atribuidos a la violencia de Butler.
Tras considerar la evidencia, Hogg no sólo ordenó que la niña fuera regresada a sus padres, sino que exoneró a Butler de todas las acusaciones.
En su nuevo hogar con sus padres, Ellie comenzó a asistir a la escuela local.
El director del colegio, Alex Clark, dijo que siempre tuvo un "fuerte presentimiento" de que algo no estaba bien.
Cuando Clark pidió a los padres de la niña un certificado médico para explicar sus numerosas faltas, Butler y Gray "expresaron ira y se mostraron inmediatamente a la defensiva".
Y el peor desenlace llegó unos meses después. Ellie murió tras sufrir una fractura masiva en el cráneo.
La justicia determinó que "Ellie murió como resultado bien de que su padre la golpeó en la parte posterior de la cabeza con la pata de una mesa, o bien que la empujó con tal fuerza que la pata se rompió cuando la cabeza de la menor dio contra la mesa, lo que explica la fractura de cráneo que generó su muerte".
Butler y Gray intentaron ocultar la verdad de los hechos llamando a los servicios de emergencia.
En la grabación se escucha a Gray, que suena desesperada, siguiendo instrucciones para reanimar a la niña. Según se supo después, en ese momento Ellie ya llevaba dos horas muerta.
Gray fue condenada a 42 meses de prisión por crueldad y por obstruir el curso de la justicia.