Cristian Giuletti es un joven de 23 años que trabaja en un kiosco. Su día se parecía a todos los demás. Pero minutos antes de bajar la persiana del kiosco en el que trabaja, en Ensenada, encontró sobre el mostrador de su local un folio que contenía recibos de sueldo, documentación valiosa y una suma de dinero que, aunque no quiso contarla, a simple vista parecía importante. Solo pensando en el daño que podría representar semejante pérdida, se subió al auto y se dirigió hacia la casa de la dueña, ubicada en las inmediaciones del Hospital de Niños. Sin saberlo, este joven solidario por vocación, que además es bombero voluntario, estaba yendo a devolver 30.000 pesos.
"Vos quedate por si la mujer vuelve a buscarlo", alcanzó a decirle Giuletti a su compañero del kiosco antes de emprender el viaje a La Plata, donde vivía la persona de la cual había encontrado los documentos.
"Cuando llegué a la casa toqué timbre, la señora me preguntó desde el otro lado de la puerta quién era y cuando le expliqué, no me entendía. Creo que temió por algún caso de inseguridad", reconstruyó el joven, quien continuó: "Después se fue a fijar, vio que no tenía las cosas y me abrió".
Según explicó este joven que es padre de dos hijos, "la señora me agradeció el gesto y me dijo que algún día de estos iba a alcanzarme una torta al local. Le dije que no era necesario, nos saludamos y me volví a mi casa".
Desinteresado, al punto de invertir no sólo su tiempo, sino también su dinero para trasladarse, Giuletti aseguró que en ningún momento se le cruzó por la cabeza la posibilidad de quedarse con las pertenencias olvidadas en su local: "Yo me gano la plata trabajando. Por eso, aunque no quería revisar las cosas, me puse a buscar una dirección para poder devolver lo que se habían olvidado en mi negocio".
La devolución del dinero y el hecho de que sea bombero voluntario son solo algunas muestras de lo que este joven es capaz de hacer por los otros cuando se lo necesita. Por caso, su acción más elocuente es desconocida: hace unos años, el joven creó la agrupación "Por un futuro mejor", una cruzada sin fines de lucro a través de la cual, tres veces por año, envía camiones llenos de mercadería, muebles y ropa para la postergada localidad de Ayuncha, en la provincia de Santiago del Estero.
De esta manera, para poder abastecer a 70 familias que viven en una situación de precariedad total, junto a un grupo que lo ayuda, Giuletti organiza rifas y actividades para recaudar los 25.000 pesos que les cuesta cada flete. La suma representa casi la misma cantidad de dinero que encontró en ese folio perdido en su kiosco, una suma que, como él bien reconoció: "No me correspondía".