El Papa Francisco, desde la soledad de la habitación 201 de la residencia de Santa Marta, en la que vive dentro del Vaticano, volvió a mandar un mensaje al mundo: "Prohibido quejarse", sentencia el cartel que colgó en la puerta de su cuarto y es todo un símbolo de la "alegría del Evangelio" que predica Jorge Bergoglio.
El cartel, revelado por un sacerdote italiano que lo fotografió y cedió la imagen al suplemento religioso del diario italiano La Stampa, es un regalo del psicólogo y psicoterapeuta Salvo Noé, que se lo entregó en mano al Pontífice en la audiencia general de 14 de junio en Plaza San Pedro.
Una de las primeras personas que vio el cartel fue José del Corral, el presidente de Scholas Ocurrentes, quien estuvo reunido durante más de dos horas con el Papa Francisco el sábado pasado.
"Los transgresores están sujetos a un síndrome de victimismo con la consecuente disminución del tono del humor y de la capacidad para resolver problemas", es otro de los conceptos que arroja el cartel, que oficia de primera vista a quien visite la habitación del Pontífice. En épocas normales, Francisco usa el estudio de la habitación por la tarde como lugar de estudio y de trabajo, luego de mañanas con reuniones protocolares en el palacio Apostólico del Vaticano.
En pleno verano romano, sin embargo, con menos actividad durante julio y agosto, el Pontífice dedica muchas más horas al trabajo desde Santa Marta, el viejo hotel para religiosos reconvertido en residencia pontificia , mientras sigue recibiendo huéspedes de todo el mundo.
"La sanción es doble si la falta es cometida ante la presencia de niños. Para volverse el mejor de uno mismo hay que concentrarse en las propias potencialidades y no en los propios límites, por lo tanto: deja de quejarte y actúa para hacer mejor tu vida", agrega en modo didáctico el cartel que sintetiza una mirada del mundo que el Pontífice expuso en su primer escrito completo como Papa, la exhortación apostólica de 2013 Evangelii Gaudium ("La alegría del Evangelio").
Líder en Twitter
El Papa Francisco se consolidó como el jefe de Estado más popular en Twitter y triplicó su promedio de adhesiones con más de 33.000 nuevos seguidores diarios en los últimos 30 días. Jorge Bergoglio necesitó 30 días para pasar de 34 a 35 millones de seguidores en la red de los 140 caracteres, donde publica en nueve idiomas y se ubica a la cabeza de un podio en el que lo siguen el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con 33.8 millones y el primer ministro indio Narendra Modi con 31.5 millones.