Hace algo más de dos años que Hubert de Givenchy abrió la caja de los recuerdos de su musa, Audrey Hepburn, y ahora planea mostrar su colección de Giacometti. Según contó en una entrevista con Le Figaro, su objetivo es poner orden en su vida. Hoy, este diseñador que durante décadas alumbró creaciones de ensueño para la mujer cumple 90 años, pero prefiere mirar al futuro.
Contemplando su poblada cabellera blanca, su delgado porte y sus dos metros de estatura, muy pocos adivinarían su edad. Sin embargo, ésta ha provocado que en los últimos tres años Givenchy se desprenda de objetos y recuerdos que tuvieron para él un elevado coste. En 2014 publicó "To Audrey with Love", un libro con unos 150 bocetos de modelos diseñados para la actriz de Hollywood fallecida en 1993, a quien rendía con la obra todo un homenaje.
Desde Elizabeth Taylor a Jacqueline Kennedy o Marlene Dietrich, fueron muchas las mujeres vestidas por Givenchy, pero Hepburn fue única. Juntos crearon la nueva silueta de la estrella de Hollywood: elegante y femenina. En el clásico "Breakfast at Tiffany's", el modisto la vistió con su famoso "little black dress", hoy obligatorio en el guardarropa de cualquier mujer con criterio para la moda. Y emblemático es también el espectacular vestido blanco que la actriz lució en "Sabrina".
El preferido de la Hepburn
Pero Hepburn no sólo vistió creaciones de Givenchy en la gran pantalla. "Sus modelos son tan sencillos y perfectos", dijo sobre las confecciones del modisto. Y éste tampoco escatimaba en halagos a su musa: "En primer lugar, tenía la figura de un maniquí, y como había estudiado ballet, sabía moverse, caminar. Tenía clase". Aquella admiración mutua y la amistad entre actriz y diseñador se prolongó durante 40 años.
Nacido como Hubert James Marcel Taffin de Givenchy, el buen gusto le venía de familia. Se crió en un ambiente acomodado, su abuelo era director de la histórica fábrica de Gobelinos de Beauvais, en el norte de Francia, y todos y cada uno de sus parientes se cuidaba de ir bien vestido, como siempre subrayó el diseñador ante los medios.
Además, también heredó su predilección por el lujo. Entre sus posesiones figura el palacio renacentista de Jonchet, cerca de Romilly-sur-Aigre, a unos 70 kilómetros de Chartres. También tiene una mansión en la península litoral de Cap Ferret, una casa señorial en París y una gran colección de arte, de la que ahora pretende separarse parcialmente.
Así, 22 obras de los hermanos Giacometti serán subastadas en la casa Christie's de París el 6 de marzo. El valor estimado de las esculturas y muebles de Diego, y la escultura de Alberto, asciende a siete millones de euros (7,4 millones de dólares). Entre el primero y Givenchy también se forjó una gran amistad que comenzó a principios de los 70. El modisto le encargó numerosas obras, la mayoría para su palacio de Jonchet.
Hubert de Givenchy diseñó el famoso abrigo estilo globo, gráciles bustiers de terciopelo, descaradas faldas acampanadas y sombreros que a menudo escondían el rostro. A sus 25 años figuraba entre los más jóvenes del gremio y a finales de los 50 fundó su propio sello. En 1952 ya llamó la atención con su primera colección, en la que abundaban los vestidos de punto ajustados y los de noche en lino.
Hace más de un cuarto de siglo que, lentamente, el modisto comenzó a retirarse. Primero, en 1988, vendió su empresa, que pasó a formar parte del consorcio de lujo LVMH, y en 1995 se despidió finalmente de su faceta de diseñador con un espectacular desfile. Al frente del sello Givenchy le sucedieron, entre otros, el excéntrico británico John Galliano y Alexander McQueen.
Hoy en día, Givenchy vive cada vez más apartado de los focos. Desde que en 2014 publicó su oda a Hepburn rara vez concede entrevistas, aunque a finales de ese año sí se trasladó a Madrid para supervisar la gran retrospectiva que le rindió el Museo Thyssen-Bornemisza, para la que seleccionó personalmente un centenar de creaciones. En marzo, la subasta de su colección Giacometti supone un nuevo adiós.