"Todo comienza con los sentimientos. Y él recién sabrá al final si luego plasmará en el papel una novela histórica, de ciencia ficción o relatos", dijo alguna vez Kazuo Ishiguro, el escritor británico con raíces japonesas que sabe romper los moldes.
"Todo comienza con los sentimientos. Y él recién sabrá al final si luego plasmará en el papel una novela histórica, de ciencia ficción o relatos", dijo alguna vez Kazuo Ishiguro, el escritor británico con raíces japonesas que sabe romper los moldes.
Ishiguro experimenta en sus textos, pero también puede ser conservador. Modernidad y tradición. Ishiguro es un constructor de puentes, y eso fue justamente lo que también lo convirtió en la elección ideal para el jurado del Premio Nobel de Literatura, al año siguiente de distinguir al cantautor y poeta estadounidense Bob Dylan.
El autor fue distinguido ayer con el Nobel de Literatura por desvelar en sus novelas, "de gran fuerza emocional", el "abismo detrás de nuestro ilusorio sentido de conexión con el mundo".
Así lo anunció en Estocolmo la secretaria permanente de la Academia Sueca, Sara Danius, quien calificó al aclamado novelista nacido en Japón de "cruce entre Jane Austen y Franz Kafka" con su "propia estética".
Ishiguro, de 62 años, "combina su visión psicológica con su exploración del absurdo existencial", según comentó Danius a dpa. Pero describir a Ishiguro solamente a través de otros autores sería una injusticia, añadió. "El desarrolló su universo estético totalmente propio". Su estilo es reservado, discreto, más bien sencillo y frágil. Pero sus temas, en cambio, rondan acontecimientos dramáticos, si se lee entre líneas.
Ishiguro se hizo conocido ya en su debut literario, la novela "Pálida luz en las colinas", que gira en torno a una japonesa que tras golpes del destino recuerda cuando se encontraba embarazada en una Nagasaki devastada.
En "Lo que resta del día" Ishiguro se centra en la vida de un mayordomo británico y en su reciente obra "El gigante enterrado" pasea al lector por la Gran Bretaña del siglo V.
Pasado un año del altamente controvertido galardón a Dylan, que podría haberle acarreado varios dolores de cabeza al jurado, Ishiguro es en cambio incuestionable. Muchos especulaban con que la Academia Sueca elegiría esta vez un "clásico", sin osar nuevos experimentos. Porque tras la "aventura Dylan", los críticos ya pronosticaban el declive del venerable galardón y escribieron sobre una "Trumpificación del Premio Nobel".
Esta decisión no tiene nada que ver con ello, asegura Danius. "Elegimos a alguien a quien consideramos un autor de novelas absolutamente brillante", recalcó. La secretaria permanente de la Academia anunció al mismo tiempo que Ishiguro prometió viajar a Estocolmo para la entrega del galardón, que coincide con el día de la muerte de Alfred Nobel el 10 de diciembre, algo que Dylan evitó.