El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, afirmó que no ordena en el sacerdocio a "afeminados ni homosexuales" por considerar que esos actos son "intrínsicamente desordenados y contrarios a la ley natural", aseveró que el aumento de los femicidios están relacionados con "la desaparición del matrimonio" y que se avanza sobre la legalización del aborto: "No se respeta la vida del niño por nacer".
Aguer formuló esas y otras declaraciones en el programa "No se puede vivir del amor", conducido por Franco Torchia, un referente de la comunidad gay que incluso fue organizador de la Marcha del Orgullo, dedicado a la diversidad sexual que se emitió el lunes por la radio La Once Diez.
"A los muchachos que vienen a verme porque quieren entrar al seminario les pregunto: «¿Te gustan las chicas?». Yo no ordeno a un candidato que no me diga que le gustan las chicas", aseguró Aguer.
"En el capítulo seis de la primera Carta a los Corintios dice: no os engañéis, ni impuros, ni idolatras, ni adúlteros, ni ladrones, ni avaros, ni afeminados, ni homosexuales, heredaran el reino de Dios", añadió.
Consultado sobre versiones periodísticas que señalarían una visión menos rígida de la Iglesia Católica respecto a la homosexualidad, Aguer aseguró que "el periodismo tergiversa constantemente las declaraciones de los obispos y las opiniones manifestadas por la Iglesia".
"Nadie es amigo o enemigo de los gays, hay una doctrina de la Iglesia sobre eso que la respeta tanto (el ex arzobispo de Buenos Aires, Jorge) Bergoglio como yo. Esa doctrina está hoy en el mismo estado que estuvo siempre y estará", expresó.
El arzobispo de La Plata señaló que tanto las sagradas escrituras como el catecismo de la Iglesia Católica se manifiestan "muy claramente" respecto a la condición de los homosexuales.
En la primera, se los referencia puntualizando que no "heredarán el reino de Dios" y en el catecismo se considera que sus actos son "intrínsecamente desordenados y contrarios a la ley natural", afirmó.
Sobre el aumento de los femicidios y la violencia de género, Aguer consideró que "sin duda que se ha dado una racha, ahora la comunicación pone en evidencia estos casos, tremendos. Se ha dado una racha de este fenómeno, el femicidio, por ejemplo, y los maltratos. Y yo creo que en buena parte tiene que ver con la desaparición del matrimonio. El matrimonio dignificaba a la mujer, la ponía en una situación de igualdad con el hombre. Pero hoy día, incluso en las leyes, en el Código Civil, lo he dicho con una expresión un poco brutal, si se quiere, para las leyes vigentes, el matrimonio no existe más, se ha convertido en un rejunte provisorio. Daba una estabilidad a la familia y a la mujer un respaldo. Eso lo he visto, he visto cómo funcionaba la familia antes", reflexionó.
El matrimonio "no dura ya. Cuando yo fui ordenado como sacerdote en 1962, recuerdo que mi primer párroco me dijo, acá no se casa nadie sin la libreta del civil. Para nosotros era importante saber que esa persona no había estado casada antes. Porque el matrimonio para nosotros era indisoluble. Pero hoy en día, lo ha dicho el Papa Francisco, la tendencia es no casarse. Y el matrimonio está desvalorizado. Desde el punto de vista pastoral, a mí me da lo mismo si están casados o no por civil. A mí lo que me importa es si tienen las condiciones para valorar el sacramento del matrimonio. En ese sentido digo, esa precariedad. Uno ve en las noticias, no hay más parejas sino ex parejas".
También se refirió al abuso de menores. "Es una cuestión tremenda, un crimen abominable, la mayor parte de esos fenómenos ocurren en el seno de las así llamadas familias. La mayor parte son los padrastros y a veces el padre del chico o la chica. Por supuesto cuando lo comete un cura es peor ese delito. Todo eso tiene que ver con la disolución del vínculo familiar que estaba en el vínculo indisoluble", dijo.
La Iglesia y el Estado
Luego se le consultó sobre la relación entre la Iglesia y el Estado en la Argentina desde que asumió Francisco. "Muchos piensan que la iglesia sí ha tenido intervención en ámbitos del Estado, como en la concepción de la vida, de la pareja", dijo Aguer. "No, yo no suscribiría a esa afirmación. Me parece que el Código Vélez Sársfield era una obra maestra que no debía ser tocado y fue destruido. Y el código actual, sí, todavía el aborto no está legalizado de una manera general, pero incluso hay jurisprudencia que van multiplicándose donde no se respeta la vida del niño por nacer. Ahora bien, en cuanto al matrimonio y la familia, el Código actual la ha convertido en un rejunte", dijo.
Aguer, conocido por sus posiciones drásticas frente a temas como la homosexualidad o el aborto, sostuvo que "en la historia de la Iglesia hay continuidad y renovación. Ahora, la renovación se da sin alterar en absoluto la verdad revelada en las Sagradas Escrituras".