Una comisión papal encargada de estudiar el papel de las mujeres diáconos en los primeros años del cristianismo se reunió ayer en el Vaticano por primera vez, motivando alguna esperanza entre los reformistas sobre un posible ingreso de las mujeres en el clero católico, posibilidad que los Papas anteriores a Francisco habían cerrado terminantemente.
"Hoy, 25 de noviembre, inicia la primer reunión de la Comisión de Estudio sobre el Diaconado de las mujeres instituida por el Santo Padre el 2 de agosto pasado para hacer un estudio objetivo de la situación en los primeros tiempos de la Iglesia", informó la sala de prensa del Vaticano.
Las sesiones, que se iniciaron ayer y terminarán hoy, se llevan a cabo en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La comisión está presidida por el actual secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el arzobispo de Tibica, Luis Francisco Ladaria Ferrer, y tiene otros 12 miembros, incluidas seis mujeres.
El 12 de mayo de 2016, en un encuentro desarrollado en forma de diálogo en el Aula Pablo VI con las participantes en la Asamblea Plenaria de las Superioras Generales, el Papa Francisco expresó la intención de "constituir una comisión oficial que pueda estudiar la cuestión" del diaconado de las mujeres, "sobre todo en lo que respecta a los primeros tiempos de la Iglesia".
Allí, había adelantado la posibilidad de instituir la comisión en un encuentro con religiosas durante el que dejó trascender que el diaconado femenino puede ser "una posibilidad para hoy" y recordó que en la antigüedad las mujeres diáconas ayudaban a bautizar a las mujeres cuando la práctica del bautismo, en los primero siglos, implicaba sumergirse en el agua con el cuerpo desnudo.
Argumento. Luego, en su viaje de retorno de Armenia a fines de junio, agregó: "Ciertamente existían estas mujeres que ayudaban al obispo y ayudaban en tres cosas: primero en el bautismo de las mujeres, porque era por inmersión, segundo en la unción prebautismal de las mujeres, y después para ayudar a dilucidar los casos de violencia familiar, ya que ante una denuncia de que un hombre le pegaba a su esposa, el obispo llamaba a una de estas diaconisas, la cual veía el cuerpo de la mujer para hallar los indicios que probaran estas acusaciones".
Si bien Juan Pablo II había clausurado en los hechos la posibilidad del diaconado femenino en 1994 con su carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis al sostener que Jesús eligió a 12 apóstoles hombres como servidores, Francisco agregó durante su regreso de Armenia: "Nosotros hemos escuchado que en el primer siglo había diaconisas". "La mujer piensa de otro modo que nosotros los hombres y no se puede tomar una decisión buena y justa sin escuchar a las mujeres", justificó.
El diaconado es el primer grado de ordenación en la Iglesia católica, seguido por el sacerdocio y el episcopado. Entre las funciones permitidas a los diáconos (hoy sólo hombres mayores de 35 años) están la proclamación del evangelio, la predicación y la asistencia en el altar, la administración del sacramento del bautismo, el presidir matrimonios y dar bendiciones, pero no pueden celebrar misa ni confesar o dar la unción de los enfermos.
La discusión sobre el diaconado femenino había sido iniciado durante el sínodo de obispos de 2015 por el arzobispo canadiense Paul-André Durocher, quien había planteado que "el Sínodo debería reflexionar seriamente sobre la posibilidad de permitir el diaconado femenino, porque abriría el camino a mayores oportunidades para las mujeres en la vida de la Iglesia".
Francisco dio el visto bueno a esa comisión a petición de las mujeres de las órdenes religiosas, que son mucho más numerosas que los monjes y los curas juntos. Sin embargo, les negó el sacerdocio, siguiendo la doctrina establecida desde hace siglos en la Iglesia.
El equipo papal es considerado como equilibrado entre los conservadores y los partidarios de un mayor rol de las mujeres en la Iglesia.
No se espera que llegue a ninguna conclusión al término de esta reunión de dos días, la primera de un proceso para el que no hay fecha límite.
Durante muchos años, el hecho de ser diácono se consideraba como una etapa antes de ser ordenado cura, pero el Concilio Vaticano II (1962-65) abrió el diaconado a varones casados que no tenían intención de ser sacerdotes. La Iglesia católica tiene 415.000 sacerdotes y 44.500 diáconos en todo el mundo.