El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el gobernador Miguel Lifschitz, coincidieron en la necesidad de alcanzar acuerdos amplios en materia política, económica y social, durante el diálogo que mantuvieron en el Precoloquio de Idea que se realizó ayer en la Bolsa de Comercio de Rosario.
Luego de meses de chispazos entre la administración provincial y la Nación, y en medio de la crisis de seguridad que enfrenta uno y la crisis económica que golpea al otro, ambos funcionarios subrayaron su vocación de diálogo ante un auditorio de 600 hombres de negocios. Pusieron al plan nacional de combate contra el narcotráfico como ejemplo, admitieron que la discusión de un nuevo cuadro tarifario amerita una fuerte búsqueda de consenso, y avizoraron que la discusión del proyecto de presupuesto que el gobierno nacional presentará en los próximos días pondrá a prueba esa voluntad de acuerdo. Sin mayores precisiones y navegando lejos de la zona de polémica, hasta allí llegaron las flores. Luego, el gobernador partió raudo sin hacer declaraciones.
Tender puentes. Esa es la consigna del coloquio de Idea que se hará en Mar del Plata y la del precoloquio de Rosario. Lo enfatizaron en el discurso de apertura el presidente de la entidad, Sergio Kaufman, y el titular de Idea Centro, Julián García, quien aludió al nuevo clima político con un saludo de "bienvenida al disenso".
El politólogo Sergio Berenzstein se subió a ese tren y pidió a la clase política avanzar en los "pactos posibles" para concretar reformas económicas. Tras un ditirambo inicial sobre las virtudes del presidente Mauricio Macri y su vocación de "despresidencializar", "desestatizar" y reinsertar a la Argentina en el mundo, dejó alguna crítica. La principal es que el gobierno "sobreestimó el impacto del cambio político en las acciones de los actores económicos".
Hizo hincapié, en definitiva, sobre por qué no terminan de llegar las inversiones prometidas. Especuló que la incertidumbre sobre el resultado de las elecciones legislativas puede incidir. Y alertó sobre los riesgos de "dramatizar" esos comicios, al punto de atar el programa económico a su resultado. Por eso, tras recordar que, pese a los sufrimientos de estos meses, el 50 por ciento de la población avala a Macri, recomendó no esperar para avanzar con las reformas.
Entre las reformas está, por caso, la reducción del gasto público. La grieta oficialista entre ortodoxos y gradualistas sobrevoló Idea. El economista Miguel Kiguel, por ejemplo, tomó su distancia.
Déficit. Avaló de alguna manera la decisión de aflojar el ajuste fiscal para darle algún estímulo a la economía. "A diferencia de los 90, la deuda neta de la Argentina es del 22 por ciento del PBI y hasta el 30 por ciento hay margen para financiar un déficit público tolerable", señaló. A largo plazo, el ex funcionario de Carlos Menem sugirió crear un sistema de ahorro previsional voluntario para crear un mercado de capitales local, en reemplazo de las extintas AFJP. En el mediano plazo, aseguró que lo peor de las dificultades económicas se vio en el segundo trimestre y estimó que en 2017 habrá un leve crecimiento.
Como principal brote verde ubicó la reducción de la inflación en agosto.
Inflación. Frigerio tomó esa posta y exageró que "la gran noticia es que la inflación está bajando y en agosto será la más baja de los últimos diez años". Pareció avalar en esa idea al ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, quien un día antes recibió una réplica del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, por decir lo mismo. El titular de la cartera política recordó que a poco de que el gobierno cumpla el 20 por ciento de su mandato, la moderación de los precios acompaña la reactivación de la economía agropecuaria y apalancará el clima de inversión. El desempleo y la caída de actividad, insistió, son más bien un "sinceramiento". Se remitió al proyecto de ley de empleo joven que está en el Parlamento y aseguró que "el gobierno habrá fracasado si al final de su mandato no redujo los niveles de pobreza".
Como gran arma económica, desenvainó la recuperación del ritmo de obra pública, paralizada en el primer semestre, y la presentación del "plan de infraestructura más ambicioso de la historia".
Tras excluir a "una minoría que piensa que cuanto peor mejor", opinó que "la mayoría de la clase política entendió el mensaje de la ciudadanía".
Lifschitz, a su lado, pasó su agenda: crear amplios espacios de acuerdo (puso como ejemplo la creación del consejo económico y social en Santa Fe) y buscar consensos antes de actuar (señaló la experiencia del tarifazo). También llamó a cuidar a las pymes y los que sienten el impacto del ajuste en la economía.
Frigerio fue por más y aspiró a dejar como herencia al final de la gestión Macri "las condiciones para dejar atrás el populismo".