El cantante lamentó que se haya perdido el ritual de escuchar un disco. Hoy se presenta en el auditorio fundación
Por Carolina Taffoni
El cantante lamentó que se haya perdido el ritual de escuchar un disco. Hoy se presenta en el auditorio fundación
Hace justo 25 años, Sergio Dalma se transformó en un fenómeno con el hit "Bailar pegados". En aquellos tiempos no había tantos medios como ahora, pero la canción se viralizó y la voz rasgada de Dalma se convirtió en un sello inconfundible de sus canciones románticas. "Bailar pegados" representó a España en el famoso Festival de Eurovisión en 1991, y quedó en cuarta posición con 119 votos, una de las mejores clasificaciones de España en ese concurso. A partir de ahí, la carrera del cantante catalán fue imparable: coleccionó discos de Oro y de Platino y siguió regalando hits como "El mundo" y "La cosa más bella".
Después de pasearse con éxito por el mundo de la canción italiana, ahora el cantante volvió a las raíces con un nuevo disco, titulado simplemente como su apellido. El álbum se inclina por un sonido más pop y moderno, y está producido por el joven compositor Pablo Cebrián, que también aportó sus canciones y arrancó nuevos matices en la voz del catalán. Este es justamente el trabajo que el músico estará presentando hoy, a las 21.30, en el Auditorio Fundación (Mitre 754), en el comienzo de una gira por Argentina que culminará en julio en el teatro Gran Rex de Buenos Aires. Antes de llegar a Rosario, Sergio Dalma charló con Escenario sobre su nuevo CD, el amor en tiempos de Facebook y el valor de crear temas clásicos.
—¿Qué distingue a "Dalma", tu último disco?
—Es un disco con un nuevo sonido. Quería fusionar mi voz con un sonido distinto. Llevaba como diez años que no grababa en España y se dio la posibilidad con Pablo Cebrián, el nuevo productor, de poder grabar acá, y de trabajar con otros autores como Iván Ferreiro y Conchita. Uno siempre tiene inquietudes como músico y al público siempre hay que intentar sorprenderlo.
—En una entrevista vos decías que necesitabas un cambio con este disco. ¿En qué sentido?
—El cambio pasaba por encontrar un nuevo sonido y también más matices en la voz, porque siempre dicen "ah, Sergio Dalma, el cantante de la voz rota". Yo creo que tengo la posibilidad y la obligación de ir evolucionando y de ofrecerle a la gente cosas nuevas. Esta vez el sonido es un poco más pop, más británico. En los "Vía Dalma" (con versiones de clásicos italianos) y en "Cadore 33" (su disco anterior) había trabajado con Claudio Guidetti, que es un productor italiano, con el que grabamos en Milán. Pero después se fueron filtrando las ganas de un nuevo sonido. Cuando me fueron llegando los demos y las maquetas de Pablo Cebrián y de Conchita me decidí por ellos, porque me gustaban las canciones que me presentaban y pensaba que podían funcionar conmigo. Eran como un sastre que me hacía un traje a medida.
—Este álbum incluye una canción tuya, algo que no es tan habitual en tus discos. ¿Te cuesta arrancar como compositor?
—Yo soy más intérprete que autor, aunque siempre escribo cosas, pero al final si hay mejores canciones excluyo las mías. Yo no tengo el oficio que tienen otros compañeros como compositores. Para este disco escribí tres canciones pero al final incluí una sola, porque veía que no desentonaba dentro del repertorio. Siempre es reconfortante cantar algo que has escrito tú.
—Siempre te han visto como un baladista romántico. ¿Te molestan los encasillamientos?
—No, porque cuando viene el momento del vivo uno puede demostrar que ante todo es un cantante de pop. Pero es verdad que ha habido canciones como "Bailar pegados", "Sólo para tí" o "Esa chica es mía" que me marcaron como baladista. Pero luego también estaba la otra cara, que era la de "Galilea". Cuando la gente me ve en vivo se da cuenta que no es sólo la puesta de un baladista.
—¿Qué diferencias hay entre el primer Sergio Dalma, el de "Esa chica es mía", y el Sergio Dalma de tu nuevo disco?
—Curiosamente, una de las respuestas que recibí de la gente con este nuevo disco es que les recordaba un poco a aquella primera etapa. Esto a mí no me desagrada porque creo que nunca hay que despegarse de las raíces, a pesar de que uno vaya evolucionando. Desde luego que hay diferencias en la voz. El de "Aquella chica es mía" es un cantante que estaba creciendo. Ahora soy un cantante con una voz más hecha y por eso tengo la posibilidad de buscar nuevos registros. Pero a la vez la personalidad y la esencia siguen estando ahí presentes.
—¿Por qué pensás que "Bailar pegados" se transformó en un clásico? ¿Qué ingredientes tiene esa canción?
—Cuando yo la estaba grabando nunca fui consciente de que podía tener esa repercusión. Es curioso que con el paso de los años se haya convertido en un clásico. Es una canción que tiene un aspecto muy visual. Enseguida cuando la escuchas te imaginas lo que está contando. La gente se terminó identificando. Las canciones que tienen una cierta sensualidad y hablan de acercamiento con la pareja son las preferidas de la gente.
—¿Alguna vez te aburriste de cantarla? ¿Cómo es tu relación con la canción?
—Nunca me aburrí. Yo sé que a otros cantantes les pesa cantar sus mayores hits, pero a mí nunca me ha ocurrido. Esa canción es parte de mi esqueleto, es parte de mi esencia. Me ha dado tantas satisfacciones que sería desagradecido decir que me ha cansado.
—Ahora es muy difícil encontrar a cantantes que tengan ese tipo de hits, que perduren. ¿Por qué creés que pasa eso?
—La sociedad está viviendo a un ritmo donde todo pasa muy de prisa. Se genera una noticia y al momento esa noticia ya ha quedado antigua. Ahora la música también se vive y se respira de otra manera. Para mí es un halago que esas canciones se hayan convertido en clásicos. Hoy es todo muy combustible, la música se consume muy de prisa. Yo lo tengo comprobado con mi hijo. Mi hijo tiene 20 años y cuando escucha algo me dice: "Eso está bueno, pero es del año pasado". Parece que ser del año pasado ya te quita un cierto prestigio. Yo creo que la música se graba para siempre.
—Cuando grabás un disco, ¿pensás en que la forma de escuchar de hoy cambió mucho con el MP3 y otros formatos?
—Yo sigo pensando que cuando uno graba un disco tiene que grabar diez éxitos. Y ahora más que nunca, porque la gente ya no pretende escuchar un disco entero sino canciones, por lo cual si son diez hits el público lo va a interpretar así. Pero efectivamente ya se ha perdido ese ritual de que la gente compraba un disco y se pasaba horas y horas descubriéndolo. Ahora las cosas se hacen de otra manera, y no es algo que particularmente me guste, pero hay que aceptar los cambios.
—Ahora la gente tiene sus primeros contactos amorosos por las redes sociales. Ha cambiado la forma de relacionarse. Sin embargo las canciones románticas siguen vigentes. ¿Por qué se da este fenómeno?
—La forma de conocerse ha cambiado, pero la forma de sentir el amor sigue siendo la misma. Uno tiene los mismos síntomas cuando se enamora. Yo no estoy muy al tanto de las redes sociales, nunca me he colgado de eso. Las uso sí para trabajar, porque son una gran herramienta, pero nada más. Yo creo que hay que decir las cosas mirándose a la cara.
—¿Tenés herederos? ¿Qué cantantes que recién están empezando te gustan?
—Yo no pienso en herederos, porque cada uno tiene su personalidad, pero sí me gusta escuchar a la gente nueva que sale. Hay gente muy preparada y se están dando cosas muy interesantes. En España están los casos de Pablo Alborán y de Vanesa Martín, con los que he tenido la suerte de trabajar. Creo que son grandes profesionales y que lo han demostrado rápidamente. También hay gente que escribe muy buenas canciones, que no son conocidos a nivel popular, pero que son muy atrevidos a la hora de componer.
—Vos fuiste jurado en el programa "El Número Uno", un concurso de cantantes. ¿Es posible desarrollar una carrera en serio a partir de esos programas?
—En primer lugar creo que es interesante que haya música en televisión. Hay que terminar con ese mito de que la música en televisión no tiene audiencia. Hay mucha gente talentosa que en condiciones normales no podría darse a conocer, y estos programas son una alternativa muy válida. Hay cantantes que han salido de los talent shows y que han hecho una carrera interesante. Pero que sus carreras perduren depende de muchos factores: el trabajo a diario, la humildad de cada uno, la constancia, la suerte y por supuesto estar arropado de gente que quiera desarrollar una carrera en serio.
—Llegaste a los 50 años en muy buena forma. ¿Tenés alguna fórmula para mantenerte bien?
—Recuerdo que cuando cumplí los 40 sí noté esa famosa crisis de los 40 (risas). A esa edad me sentía un poco perdido. Pero a los 50 me reafirmo. Voy a cumplir 52 años y me siento mucho más cómodo, con mucha vitalidad, entendiendo y viendo la vida a nivel emocional y profesional de otra manera. Estoy intentando ralentizar un poco el tiempo, disfrutando de cada momento al máximo. Es como cuando uno se toma un buen Malbec: uno lo intenta saborear de una forma pausada y disfrutándolo.