El remoto Houtouwan se encuentra hoy invadido por enredaderas y otras plantas autóctonas, dándole un aspecto misterioso pero indudablemente bello. Las hiedras trepan por las fachadas y las cubren completamente, lo que hace que el lugar parezca sacado de un cuento.
Los elementos han hecho mella en las construcciones de este verde paraíso, que poco a poco se desmoronan a la vez que son asaltadas por las plantas y los animales del lugar. Sin embargo, gran parte de las casas y otras estructuras se siguen manteniendo en pie. Al adentrarnos en ellas, encontramos recuerdos de la vida de sus antiguos habitantes: camas, utensilios, y antiguos juguetes permanecen en el mismo lugar en donde los dejaron.
Apenas queda un puñado de gente que sigue viviendo en este pueblo en el que parece que se ha detenido el tiempo, a pesar de las condiciones en las que se encuentra. "Es nuestro hogar y no vamos a movernos de aquí", decía uno de sus habitantes.
El rico ecosistema del lugar hace que parezca que las casas brotan desde debajo de la tierra. Es curioso que ahora que Houtouwan se encuentra prácticamente inhabitado, parece tener más vida que cuando los pescadores vivían en él.