A Lucho lo vi jugando en Newell's desde la reserva y en 2004 empecé a practicar con él en primera en mi rol de entrenador de arqueros. Tiene una característica como arquero que transmite sensación de seguridad. No tuvo la chance de jugar en Newell's en sus inicios porque Justo Villar tuvo un momento bárbaro en el club. Entonces tuvo que emigrar a hacer experiencia en otro lado. Había llegado a Newell's con edad de primera local. También estaba el chico Lucas Suárez que entrenaba además con Justo Villar. Lucho era muy buen arquero, trabajó siempre muy seriamente, como un gran profesional. Te brinda mucha seguridad dentro del área y no es tan salidor como pueden ser otros arqueros. Siempre está dispuesto a mejorar y colabora mucho en el armado del grupo. Trata de estar siempre bien ubicado y no es de los que vuelan para la foto. A las pelotas difíciles las resuelve fácil. Y con el correr del tiempo y por haber jugado en Chile y San Juan fue agarrando experiencia y está mucho más sólido. Resuelve bien las acciones bajo los tres palos. Sin duda este momento de hoy es un premio a tanto sacrificio. Siempre hablamos que el fútbol le dio la chance de volver a Newell's y de tener esta hermosa posibilidad. Hace un tiempo se estaba recuperando de una operación de ligamentos cruzado de rodilla y tenía que hacer los últimos meses de trabajo de arquero para volver a San Juan en óptimas condiciones y le di una mano porque es una gran persona. Y después por esas vueltas de la vida lo llamó el Tolo Gallego y lo trajo nuevamente a Newell's. Es el premio a una persona que hizo tanto sacrificio durante muchos años. Todo lo que le está pasando hoy se lo merece. Hoy no entreno a los arqueros, pero estoy como ayudante de Diego Osella.