¿Comienza o no comienza el torneo de primera? Hay fecha para el 4 de marzo, pero no certezas. Por suerte para los futboleros ansiosos hay alternativas que suplen ese vacío: los programas de fútbol en la televisión, los suplementos con las prácticas, amistosos y los dimes y diretes de cada club y de AFA, los picados propios y ajenos, la Play, los libros sobre futbolistas y técnicos, los documentales y el cine. Sí, el cine, que también retrata al mundo de la redonda. Ovación dialogó sobre escenas y temáticas de algunos filmes con el psicoanalista, docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y columnista de La Capital, Jorge Besso. Una manera de desentrañar cómo se desdibujan los límites entre ficción y realidad cuando de cine, fútbol y vida cotidiana se trata.
Ya en 1948, Leopoldo Torres Nilsson dio el puntapié inicial al filmar la costumbrista Pelota de Trapo, con jugadores de verdad, y podría decirse que el cine argentino, de ahí en más no dejó de hacer rodar la pelota. En 2013, Juan José Campanella se inclinó por una de animación en 3D como Metegol (basada en el texto "Memorias de un wing derecho", de Roberto Fontanarrosa). Dos años después se estrenó "El 5 de Talleres", una coproducción dirigida por Adrián Biniez, sobre el fin de la carrera del mediocampista de Talleres de Remedios de Escalada, encarnado en Esteban Lamothe. Y el año pasado vio la luz "Hijos nuestros", de Juan Fernández Gebauer, protagonizada por Carlos Portaluppi. Una comedia, para nada edulcorada, sobre la historia de un ex jugador de San Lorenzo que ahora debe resignarse a ser sólo espectador. Una pasión al borde de la obsesión, una pasión incontrolable.
Ahora se viene otra. Se anunció con bombos y platillos el rodaje de una nueva comedia de Marcos Carnevale, que protagonizará un tándem taquillero integrado por Adrián Suar y Julieta Díaz. Estrenaría en agosto. "El fútbol o yo", se titula la película que otra vez parece tomar al deporte más popular del mundo como obsesión. El, Pedro (Suar) parece ser de esos varones que ven partidos de a decenas, de cualquier equipo, liga, pueblo o país del mundo. Ella, Verónica (Díaz) es la mujer de la pareja, en crisis, en la que el fútbol pareciera ser la excusa que tapa otros problemas.
Nada que no se viva un poco por fuera de la pantalla, nada que no esté como adormecido, por ahora, que aún no empezó el torneo y que pueda revivir como un monstruo.
Sobre las supuestas obsesiones que esconde esta pasión futbolera y que se cuenta en algunos filmes, Besso, hizo otras lecturas.
"Mucha gente ve esto de mirar partidos como una suerte de alienación pero para mí no es eso. La cuestión fundamental es que el fútbol te detiene la cabeza, algo que le resulta muy difícil al ser humano: parar de maquinar, de pensar. Y no hablo de pensar en función de la reflexión, hablo de no poder desprenderse de escenas. Te peleás con alguien, por ejemplo, y no podés dejar de pensar lo que te dijeron, lo que deberías haber dicho. Es como cuando te quedás insomne. No podés dormir, no podés conciliar el sueño. ¿Qué es conciliar? Hacer que las cosas sean compatibles, es saldar cuentas, si no las conciliás no cierran. Bueno, todo eso, cuando la cabeza no para, se logra viendo fútbol", dijo Besso.
Y luego habló de algunas particularidades propias y culturales que distinguen ese "parar la pelota" del varón y la mujer. "La cabeza de la mujer no se detiene nunca, por eso tienen una memoria prodigiosa. Los varones, en cambio, llegan de trabajar o lo que fuera, prenden la televisión y en el partido que caen, sea cual sea, se prenden. Es como una adicción, como un hábito fuerte que alcanza a la mayoría de los varones: el fútbol los descansa notablemente de cualquier problema", aseguró.
Ahora bien, cuando se le propone pensar a personajes que sufren por el fútbol al mejor estilo del Tano Pasman (hincha colérico de River que se hizo famoso cuando sus hijos subieron a Youtube sus insultos frente a la tele), el psicoanalista habló directamente de una actitud que tiene que ver con el "fanatismo". Y dijo que para entender esto hay que analizar al fútbol como una de las cosas que le da "arraigo" al ser humano. "El fútbol es muy fuerte para el hombre que a diferencia de los animales se mueven por instinto y tienen arraigo biológico, siempre tienen una vida igual en su medio. El hombre no, entonces para tener una vida saludable necesita como mínimo de dos o tres arraigos: la militancia política podría ser una; la religión, otra; el amor, el fútbol. El fútbol te da raíces, no se cambia de cuadro y eso lo demuestra. Y cuando uno se arraiga no se llena de preguntas incómodas. Pero además, y fundamentalmente, creo que hay que tener en claro que el ser humano hace un uso extraordinario de la razón, pero no es racional, el ser humano puede ser muy loco y el fútbol también".
Finalmente, cuando se le preguntó qué pensaba de la frase "El fútbol o yo", por fuera del cine, dijo, que para él, "nadie interesante en la vida podría decir eso". Y de "Hijos nuestros", en cambio, asoció: "Siempre digo que hay "muchos pocos hombres y muchos hijos y muy pocas mujeres y muchas madres", mujeres que rápidamente son madres. O sea el título de esa película es bien futbolero y lo asocio con esta idea de que los hombres como hijos son insoportables, además de demandantes y dependientes. Por eso se usa como descalificación, una buena figura".