Francia reorganizará las instituciones islámicas para enfrentar la radicalización musulmana, anunció el ministro del Interior Bernard Cazeneuve. El ministro se reunió con representantes de la comunidad musulmana francesa, la más numerosa de Europa. "Necesitamos un islam con los dos pies puestos en la república", comentó Cazeneuve. La reciente ola de atentados terroristas islámicos, impulsados por el Estado Islámico pero perpretados por islámicos franceses, ha causado enorme preocupación en la sociedad francesa. El peor fue el atentado en Niza, que dejó 85 muertos el 14 de julio pasado.
Por lo pronto, el gobierno quiere asegurarse de que los imanes hablén francés y que hayan sido formados en el país, entre otras cosas. Exigencias básicas, que durante décadas se dejaron de lado. El islam radical se reforzó en Francia mediante clérigos formados y subvencionados por naciones como Arabia Saudita y otras naciones del Golfo.
El ministro Cazeneuve anunció la creación de una fundación y una asociación religiosa que abra nuevas fuentes de financiación para la construcción de mezquitas, la formación de imanes y los estudios islámicos. De esta forma se quiere limitar la participación de donantes extranjeros y garantizar que haya menos lugar para los predicadores radicales, casi siempre procedentes de Medio Oriente o formados allí.
Cazeneuve no hizo referencia a la posibilidad de prohibir el financiamiento con fondos del exterior para la construcción de mezquitas, por la que había abogado el primer ministro Manuel Valls. El tema de la organización de las instituciones islámicas está desde hace años a debate en Francia, pero volvió a cobrar notoriedad después de la terrible ola de atentados terroristas cometidos por extremistas islámicos, casi todos ellos franceses de origen árabe. La asociación musulmana francesa, CFCM, se dijo de acuerdo con esta reorganización.
La nueva fundación, cuyo fondos provendrán del Estado y de donaciones, permitirá financiar la formación "laica" de los imanes. Será dirigida por el ex ministro del Interior Jean-Pierre Chevènement, pero en su directorio estará también el escritor Tahar Ben Jelloun. La formación teológica o la construcción de mezquitas no puede ser pagada con fondos estatales debido a la estricta separación de la Iglesia y el Estado en Francia. Por esto se debe conformar también una asociación religiosa, que se podrá financiar con la entrega de certificados de productos "halal", en especial alimentos. "Halal" es un término en árabe que indica a los productos permitidos por la Sharía, la ley medieval que rige la vida de muchos musulmanes. Hasta diciembre se trabajará en los detalles de la formación de estas nuevas instituciones.
La polémica. El encuentro se dio en medio de la polémica en Francia por la prohibición del "burkini", los trajes de baño para mujeres musulmanas que cubren todo el cuerpo, pero sobre todo con el trasfondo de la ola de atentados que desde 2014 ha asesinado a más de 200 franceses en nombre de la Yihad y el islam radical. Sobre la malla musulmana, Cazeneuve advirtió que una ley que prohíba el "burkini" sería "anticonstitucional, inútil y causaría hostilidades y tensiones irreversibles".
El Consejo de Estado, el más alto tribunal administrativo francés, suspendió el viernes una ordenanza municipal de prohibición del "burkini" en la localidad de Villeneuve-Loubet, un fallo que sienta jurisprudencia para decenas de ciudades con la misma prohibición.
Políticos de la oposición de centroderecha exigieron una ley nacional que prohíba estos trajes de baño. Los laicos los consideran una expresión pública de pertenencia religiosa, algo que viola el principio de laicidad del Estado y los espacios públicos. Cazeneuve atacó a los opositores y los acusó de "enfrentar a los franceses". Pero la Constitución francesa es marcadamente secular y prohíbe los símbolos religiosos en espacios públicos. El Parlamento aprobó en 2010 la prohibición de las prendas islámicas que cubren la cara de la mujer, como el burka y el niqab.