Fueron horas de incertidumbre y de espera, en vano, de un llamado que diera esa noticia que nunca llegó. El matrimonio compuesto por Darío Rainoso y Gabriela Amata no pudo lograr, en su carrera contrarreloj, detener la deportación de Bobby Akwaowo, el joven nigeriano que llegó como polizón en un barco y fue descubierto en Puerto General San Martín.
A las 23.10 de este martes, el vuelo TK 016 de la Turkish Airlines partió desde Ezeiza hacia San Pablo y de allí a Estambul (Turquía), de donde partía el avión a Lagos, la ciudad más importante y ex capital de Nigeria. Según la carta de deportación, Bobby partió escoltado por miembros de una empresa privada de seguridad.
Tanto Steve Amoakohene, presidente de la Asociación Africana de Rosario, como el comisario (RE) Darío Zamora, quien tenía a cargo la custodia del joven en Puerto San Martín, confirmaron que el mismo partió de regreso a su país, pese a los intentos que el matrimonio de Fray Luis Beltrán hizo hasta último momento.
Bobby tiene 17 años y había llegado a principios de mes escondido en un barco desde Nigeria. Tras varios días de navegación, fue descubierto en Terminal 6, en Puerto San Martín. Tras permanecer varios días alojado en un hotel de esa ciudad, con custodia especial, personal lo recogió para trasladarlo a Ezeiza.
Durante los tres días que permaneció hospedado en el hotel Almirante de Puerto San Martín, la cocinera del lugar, Gabriela Amata, se sintió conmovida por la historia y pensó en la idea de asumir la tutela del muchacho, al menos hasta que éste fuera mayor de edad.
Gabriela y su esposo están habituados a tener jóvenes en su casa, ya que los reciben prácticamente todos los años en distintos programas de intercambio. Lo hacen desde que el hijo de ambos, que hoy vive en Estambul, comenzó a viajar por el mundo y a conocer otras culturas.
Pero los intentos por hacer algo por Bobby fueron tardíos, ya que cuando reclamaron su tenencia, el muchacho ya tenía la orden de deportación. Infructuosos fueron los intentos por pedir a Migraciones que demoraran su salida.
Así, terminó una historia fugaz por la cual una familia intentó salvar al joven que había atravesado el océano escondido en un buque, escapando de la cruda realidad de su país.
Pedido de auxilio. La repatriación de Bobby se dio en el mismo momento en que la organización internacional Médicos Sin Fronteras alertó sobre la necesidad de un despliegue inmediato y masivo de ayuda en las áreas remotas del estado de Borno, en el noreste de Nigeria, así como en su capital, Maiduguri, ante los niveles catastróficos que está alcanzando la emergencia humanitaria.
Según la ONG, las "penosas condiciones de vida" en Borno muestran el impacto devastador que tiene sobre la población el actual conflicto entre el grupo terrorista Boko Haram y el Ejército nigeriano. En varias localidades, la población ha buscado refugio en ciudades o campos controlados por los militares, y dependen totalmente de la ayuda externa que no llega.
"Hacemos un nuevo llamamiento para que se desplieque inmediatamente un dispositivo de ayuda masivo", reclamó el coordinador de emergencias de la organización humanitaria internacional, Hugues Robert.
Bobby Akwaowo había dicho que no sabía dónde estaban sus padres, y habló en Argentina de su orfandad. El caso sensibilizó a muchas personas, pero fue Gabriela Amata quien asumió el compromiso de tenerlo hasta que fuera mayor de edad. No llegó con los tiempos, y no pudo impedir la deportación.