Felicidad, alegría, sonrisas. Diego Osella estaba con estas sensaciones y no era para menos. Habían pasado 24 horas del triunfo frente a Central que lo puso en un lugar importante en la historia de Newell's. Porque esa racha que cortó después de ocho años, en el Gigante y en la última jugada, lo elevó en la consideración de la gente. No sólo porque el equipo sigue invicto y es protagonista del torneo, si no porque encima derrotó a Central de la manera que cualquier hincha pudo haber soñado. "Este clásico quedará grabado a fuego", sostuvo el DT en el mano a mano que mantuvo con Ovación en Acebal, su pueblo natal. Es cierto que dentro de este combo algunos harán hincapié en la manera en que lo consiguió, pero a esa referencia le puso una respuesta contundente: "Yo prefiero ganar, porque es la idea que tengo y me sostiene. En este tiempo no me importa mucho el cómo. Para muchos puede resulta feo lo que digo, pero para los entrenadores es la realidad".
"¡Vamos Diego querido!", le gritó Casimiro al pasar por el frente de la casa del técnico con el camión de riego de la comuna por la calle de ripio. "Ese jugaba de 3 en Acebal. Un gran jugador", contó en el instante que recibía a este diario para charlar de lo que dejó la gran victoria leprosa y que motivó que muchos hinchas del lugar le colgaran banderas en las rejas de su casa.
La vivienda estaba invadida por jóvenes amigos de sus hijos que mataban el tiempo con la play. "Son unos fenómenos, pero te comen todo, ja", dijo al tiempo que preparaba el mate para la entrevista al borde de la pileta y con la enorme paz y tranquilidad que entrega el pueblo. "Este es mi lugar, no lo cambio por nada en el mundo", expresó.
"Recibí mucho cariño de la gente. Pudimos ganar un partido importante. Hay que seguir y no defraudarla. El hincha necesitaba esta victoria y los jugadores se la pudieron dar. Y esto va a quedar en la historia", afirmó en el inicio del extenso diálogo en la tarde de ayer.
Coudet habló en la conferencia de prensa de la suerte, ¿creés en eso?
Creo, porque una pelota puede pegar en el palo y entrar o no. También creo en los momentos. Central los tuvo en los primeros minutos, a nosotros nos costó entrar en partido y luego pudimos corregir y maniatarlo. Sin hacer nada vistoso dejamos de sufrir y aprovechamos la que tuvimos. He vivido clásicos que ha pasado a la inversa, con un Newell's protagonista y un Central esperando. Los clásicos son así, no hay merecimientos.
¿Sos un tipo resultadista? ¿Importa más el resultado que el cómo lograr un triunfo?
Eso me lo hizo entender el juego. Si no lo lográs no sobrevivís, te tenés que ir. Uno va forjando la carrera y va viendo que se sostiene con el resultado. Si me decís qué pienso, no debería ser así, pero nos llevaron a eso, que lo importante sea el resultado.
Venís invicto, estás peleando la punta del torneo, algo quizás impensado antes del inicio, pero existe un sector que te cuestiona el juego en sí.
Sí, es así y lo entiendo. No reniego de eso. El paladar del hincha de Newell's exige eso y se identificó con equipos de buen juego y nosotros tenemos la necesidad de mantener la idea madre de esta institución, que es dar todo e intentar desarrollar un juego vistoso para la gente. Yo me paro en ese escenario y veo que a veces lo puedo hacer y en otras ocasiones no tanto. Somos parte de ese juego y si no lo entiendo me consume. Jugar bien muchas veces te garantiza encontrar el resultado y en otras no. Y cuando no lo encontrás, entrás en desesperación y ahí se deja de pensar y empiezan los problemas. Trato de ser paciente, de saber que la intención es tener un buen juego porque nos acercará más a la victoria, pero cuando no se logra, no desesperarse.
A la gente que añora el tiki-tiki si le preguntabas qué prefería, no jugar bien y ganar sobre la hora o perder jugando bien.
Obvio que iban a preferir el 1 a 0, más con el eterno rival. Por eso digo que es difícil analizar las formas cuando uno deja de ser objetivo. A Central quiere ganarle como sea, no importa cómo. Es una línea muy delgada que uno puede pasar de un lado a otro y quedar como un mentiroso diciendo prefiero jugar bien porque me va a llevar al éxito. Yo prefiero ganar, porque es la idea que tengo y me sostiene. En este tiempo no me importa mucho cómo. Para muchos puede resultar feo lo que digo, pero para los entrenadores es la realidad.
¿Soñaste con una victoria así?
No. Me imaginé cuando diagramé el partido uno cerrado, complicado y sabiendo que a las características de Central había que soportarlas los 30 minutos iniciales, cuando ejerce presión alta y en su mejor momento hace la diferencia. Si soportábamos eso íbamos a tener chances. Me imaginé que podíamos salir airosos de la situación porque los jugadores dan todo. En el análisis que hacíamos sabíamos que en los 6 partidos pasamos por momentos buenos y malos, pero el plantel tuvo inteligencia para resolver esos momentos.
¿Pensás que ahora la visión de la gente puede cambiar en parte por haber ganado el clásico?
Lo que pienso, independientemente de mi carrera como futbolista que no fue destacada, es que la gente nos tuvo paciencia. A pesar de haber perdido poco también ganamos poco y nos aguantó. Seguro que cuando el equipo no gana es resistido. Más que renegar de eso lo comprendo, porque no hay que ser necio. Hay que ser inteligente a la hora del análisis. No sé qué pasará de ahora en más, sé que se dio el gusto de poder festejar un clásico. Los técnicos somos criticados y alabados, entiendo el juego y lo acepto. Lo importante es que los jugadores pudieron poner las cosas en su lugar. Esto es fundamental para el ánimo del hincha. El domingo hay que seguir demostrando. Si tenemos una buena producción estará contenta y si no se enojarán.
¿No creés que te ganaste algo de crédito?
Y... porque la historia venía torcida, con muchos clásicos sin ganar y tenía la necesidad de salir de ese lugar porque es difícil pasar tantos años sin vencer a Central. Ahora la gente está contenta, igual que los jugadores. El estado de ánimo será otro. A pesar de que venimos haciendo un buen torneo, para el hincha era la fecha siete. Ganar ese encuentro. Y es mérito de los futbolistas porque lo supieron resolver.
No apto para cardíacos.
Lo llevé tranquilo porque lo que me pasó era leve y debía prestarle atención al físico, salir a caminar, la alimentación. Uno deja muchas cosas por esto, es una profesión exigente. Estoy bien y el clásico fue una linda prueba. Si resistí quiere decir que estoy bien.
Cómo jugador no habías perdido y como DT tampoco, seguís invicto.
No, tengo esa suerte que no perdí todavía, tampoco es una historia muy larga. Con Colón tampoco perdí.
Ruben habló de mezquindad y que de esta manera un equipo puede perder más de lo que lo puede ganar.
A Marco no lo conozco, es un enorme futbolista y a lo menor lo dijo desde el lugar de la injusticia por el desarrollo del partido. Son opiniones respetables y no para polemizar. Tendrá sus razones, yo trato de analizar desde mi lugar y entender que no trato de criticar la idea del otro si no sostener la mía. Quizás sintió esa sensación de injusticia como en su momento le pasó a Newell's perdiendo con gol de Niell. Son sensaciones que hay que entender y respetar.
¿Qué te dejó este clásico?
No paro de entender el fervor de la gente. Es increíble cómo lo vive. Emocionalmente es algo inexplicable estar dentro de un clásico y lo que significa ganarlo. No tiene precio. El día que me vaya será irrepetible. Es el más fervoroso del país.
¿Sos consciente de que a medida que pase el tiempo este clásico tomará mayor relevancia y será historia?
No tengo ninguna duda de que sucederá eso. Como sucedió con el cabezazo de Maidana, el gol de Salcedo. Quedará marcado a fuego. La corrida de Maxi después del gol y el abrazo con sus compañeros.
Osella despedía a este diario cuando pasó otro vecino, le tocó bocina y le gritó: "Te felicito Diego, por vos eh, no por Ñuls". Osella rió y lo saludó como lo hizo con cada uno que pasaba. Y llamándolo por su nombre. Es que todos se conocen y conviven a diario. Y más allá de los colores que dividen las pasiones, ayer Diego recibió todas las loas en reconocimiento a una lucha sostenida con humildad.