Anacrusa y Madrigal salen a escena para mostrar la vigencia de aquellas melodías y canciones contestatarias que fueron refugio de la resistencia en los años oscuros. La cita es hoy, a las 21, en el teatro Príncipe de Asturias del Parque de España, Sarmiento y el río, con entrada libre y gratuita, con producción del ministerio de Innovación y Cultura de la provincia.
"Si algo quedó claro con el tiempo es que Anacrusa siempre tuvo como punto de partida nuestra música criolla, y desde allí dialogamos con otras expresiones no argentinas, como el joropo, el baión, la cueca chilena o la marinera peruana), a través del puente compartido del cancionero criollo", dijo José Luis Castiñeira de Dios, director y mentor de este grupo.
A lo largo de más de cuatro décadas de vida, Anacrusa atravesó distintas formaciones y quizá la más recordada fue con la voz de Susana Lago. La formación actual, ya sin su cantante emblemática, mantiene en alto el nivel de calidad, y los nombres propios lo ratifican por sí solos: Alejandro Santos (flauta, flauta grave, saxo tenor, quena y sikus); Mariano Rey (saxos soprano y alto, clarinete y clarinete bajo); Guillermo Arrom (guitarra eléctrica y acústica); Roberto López (guitarra, charango y cuatro); Cristian Zárate (piano); Marcelo Torres (bajo eléctrico); el eterno Luis Cerávolo (batería) y José Luis Castiñeira de Dios, en vibráfono.
Respecto a esta formación, consideró: "Volví a armar el grupo, pensando en una versión puramente instrumental, ya que no iba a contar con Susana Lago y no tenía ninguna intención de reemplazarla. Y así llegaron viejos amigos, como Alejandro Santos, Roberto López, junto con nuevos amigos en la música como Marcelo Torres, Cristian Zárate, Luis Cerávolo o Mariano Rey, todos con importantes carreras individuales, todos en un punto de madurez muy alto, que volvieron a enriquecer con sus aportes el repertorio más clásico del grupo y me permitieron abordar obras que había ido abandonando con el tiempo".
Y agregó que "cuando Anacrusa comenzó, surgió como la reunión de músicos provenientes de diferentes orígenes musicales: el folclore, el jazz, la música académica, y fue a partir de esos elementos que se inició una búsqueda estilística que pretendía lograr una música de raíz argentina y latinoamericana, que tuviera la frescura de la improvisación y se animara a recorrer caminos nuevos en la música popular del continente".
Con una amplia trayectoria en la música vocal, Madrigal subirá a escena con Irene Rodríguez (soprano), Gabriela Rivoira (mezzo); Sofía Rodríguez (contralto), Willy Rodríguez (tenor) y Raúl Rey (barítono, arreglos y dirección), más Mariano Pistono, en bajo y Marcelo Senta en guitarras y arreglos de cuerdas.
El recital comenzará con un bloque vocal de Madrigal, con algunos temas conocidos de su repertorio; luego Anacrusa recorrerá clásicos y novedades con obras inspiradas en ritmos latinoamericanos y otras de la "nueva música argentina", como cita Castiñeira de Dios, y en el final Anacrusa y Madrigal se juntarán para interpretar temas clave como "Río Manzanares" o "Fuerza". "El espectáculo que daremos en Rosario será una primicia en ese sentido, y espero poder volver a presentar esas obras tan vibrantes, tan vitales, en muchos otros lugares de la Argentina", dijo el director de Anacrusa.
"Manteniendo esta línea de trabajo pudimos, a lo largo del tiempo, recorrer lícitamente vasos comunicantes válidos con mundos musicales y poéticos de América. Lo que al principio fueron intuiciones, con el tiempo se convirtieron en certezas: sí, pertenecíamos a un mismo horizonte cultural, el mundo de la cultura mestiza criolla", dijo el compositor.
A la hora de explicar cómo hizo para ensamblar lo académico y lo intuitivo a la hora de crear, como bien se percibe en el aire de zamba "Prisión" o en la polca "Mamboretá" por citar sólo dos ejemplos, indicó: "Para mí la música es pura intuición y gozo. Jamás parto de un presupuesto racional sino que me dejo llevar por lo primero que se me pasa por la cabeza o por el corazón. La escritura lo ordena y lo retiene".
Castiñeira de Dios dio su mirada sobre el carácter lúdico de la música. "No desarrollé tanto la capacidad de la creación instantánea que es la improvisación, cuanto mucho una disposición de ánimo para poder imaginar libremente, como lo hacen los chicos. No en vano, para muchos idiomas, jugar y hacer música se dicen con la misma palabra", concluyó.